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98 MARIANO BRASA DÍEZ llevar a cabo un estudio exhaustivo de cada uno de los temas que he tratado, sino que mi intención ha sido más bien la de trazar un esbozo —sin por ello buscar la excesiva brevedad que lleva a la ambigüedad— que permita ver de qué manera cada uno de ellos resulta problemático; si Escoto fue consciente de esa problematici- dad y hasta qué punto se planteó establecer algún tipo de solucio­ nes en cada uno de ellos. Al mismo tiempo, procuro exponer los problemas que a veces se han derivado de esos temas a raíz de los diversos esfuerzos interpretativos de las personas que se han dedicado a estudiar la aportación del Doctor Sutil. LA EVOLUCIÓN DEL OBJETO DE LA METAFÍSICA La principal preocupación de Escoto, la que le lleva a toda la determinación nocional que desarrolla posteriormente, se encuentra en la posibilidad de que el filósofo sea capaz de llegar al conoci­ miento infinito, o que tan sólo puede lograrse a través del concep­ to metafísico del ser; ese ser que es el objeto primero de nuestro conocimiento y que no se corresponde con la quidditas rerum sensibilis, sino que debe significar algo que se encuentre por enci­ ma de ésta, porque de otra forma la especulación filosófica se opondría a la ortodoxia teológica, ya que la primera afirmación significa la imposibilidad de la visión beatífica como consecuencia directa de que el ser infinito —que es el objeto de esta visión bea­ tífica— quedaría fuera del objeto adecuado de nuestro entendi­ miento. Está claro que el ser en cuanto ser sí resulta cognoscible, puesto que se da por sentado la univocidad del ente, a partir de la regla que dice «ille conceptus de quo est certitudo est allius ah illis de quibus est dubium». Sin embargo, la experiencia nos dice que podemos estar ciertos de que una cosa es ente de manera ajena a la consideración de que esa cosa sea finita o infinita, de que sea sustancia o accidente. Si la Metafísica es la ciencia que estudia el ente en cuanto ente, y así es, entonces tendremos que concluir que es absolutamente necesa­ rio que podamos concebir el ser como es, con independencia de toda determinación de la que se encuentre acompañado. Ese objeto de la metafísica se define como un concepto uno, primero y más común de

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