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110 MARIANO BRASA DÍEZ reduce a lo perfecto, pero hay muchos imperfectos —los que llevan una imperfección aneja a su perfección— que no pueden reducirse a lo perfecto, y esa relación perfecto-imperfecto resulta equívoca, no unívoca. SER Y REVELACIÓN En esta postrera pesquisa el punto principal radica en torno al eje metafísica-revelación, hasta el punto de que resulta imposible llegar a algún tipo de interpretación interesante sobre la aportación filosófica de Escoto sin haber dedicado un tiempo a este tema. Para darnos una idea del interés que entre los estudiosos de la Filosofía Medieval ha despertado, podemos fijarnos en la diversidad de opi­ niones que se han ido dando sobre el tema. Por supuesto, Gilson es uno de los que ha dicho algo sobre el tema, y el maestro francés piensa que para Duns Escoto el objeto adecuado y primero del entendimiento humano coincide con el Ser como objeto de la metafísica. Este ser, objeto de la metafísica y obje­ to primero y adecuado del entendimiento humano, es el ser en cuanto que indiferente a lo sensible y a lo insensible, como se dedu­ ce del conjunto del pensamiento de Escoto. Esto supone que toda la teoría de la univocidad del ser coincide con la crítica escotista de la posición de santo Tomás según la cual el objeto del entendimiento es la quidditas rei materialis , conduce a la consideración de que el entendimiento humano tiene como objeto adecuado el ser unívoco e indiferente a lo sensible y a lo insensible en cuanto por la intui­ ción. El problema surge de la necesidad de la consideración de que ese Ser, puesto que indiferente al sensible y al insensible, no lo podemos saber por la luz de la razón, por lo que sólo nos queda, para tener acceso a él, la luz de la Revelación. Así parece funda­ mentarse toda esta idea en el texto de la Ordinatio donde Escoto nos indica que no podemos saber por las solas fuerzas naturales que nuestro fin último sea concretamente la intuición de Dios. Es más: ante la refutación de que esta idea se puede llevar a cabo tocante al hecho de que es naturalmente cognoscible que el Ser sea el primer objeto del entendimiento y es naturalmente cognoscible que la razón de Ser sea el primer objeto del entendimiento y es

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