PS_NyG_1997v044n001p0067_0095

88 MANUEL LÁZARO PULIDO expresa la situación de creación en la historia salvífica y, por lo tanto, su capacidad se desarrolla en la historia humana, la seme­ janza hace alusión a la redención y tiene su culminación en el tiempo escatológico. Sin duda, la imagen es la que mejor designa la interpretación simbólica de la realidad creada, y dentro de esa realidad, que canta y significa, el hombre, en un puesto especial, señala como imagen 57. En la teología medieval, el tema de la imagen constituye una glosa al texto de Gn 1, 26, muy dependiente de las formulaciones propuestas por Agustín y el agustinismo medieval58. Buenaventura asume esta línea de interpretación latina y entronca su pensamiento en las fuentes bíblico-patrísticas59. La noción de imago se conecta a la antropología. El hombre es para Buenaventura imagen de Dios. El hombre, perteneciente al mundo creado, forma parte de la jerarquía de los seres, pero en un estadio más elevado. El ser humano da sentido y significación a lo creado. Tal y como indica el P. Chavero, «san Buenaventura subraya la excelencia de la forma humana, como una forma perfecta de ser entre las formas creaturales, acentuando, no sólo que el hombre es rectus, sino también rector y rex del mundo »60. El estatuto humano de la imagen prepara y culmina en la imagen por excelencia: Cristo, que es la piedra angular del pensa- 57 Cf. C. B. del Z o t t o , La teología d ell’imm agine in San Bonaventura, Vicen- za, 1977, 118-140. 58 Buenaventura toma una tradición establecida antes que él y se desmarca de la interpretación angeológica judía, que establece como receptor de la frase dicha por Dios «nuestra imagen y semejanza» a los ángeles. Frente a esta exégesis, que iba más bien dirigida a las doctrinas dualistas y politeístas que a la interpretación cristia­ na, Buenaventura presenta a Dios creador por el Hijo. «Y este error ha salido de aquella palabra: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, como si Dios hablara a los ángeles» (II Sent., d. 1, p. 1, dub. 2: II, 37a). Sobre esta interpretación ver J. D ah an , «L’exegese de Genèse 1, 26 dans les commentaires du xiième siècle», en Revue des Études Augustiniennes, 38 (1992) 144-148. 59 Al respecto podemos ver un reciente artículo de G. L a d n er , «Le concept d’image chez les Pères grecs et la querelle iconoclaste de Byzance», en Rue D escar­ tes, 8-9 (1993), 27-61. 60 F. de A. C h a v e ro , o . c ., 49. «... et ex hoc homo non solum rectus, sed etiam rector et rex effcitur» (II Sent., proem.: II, 4b).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz