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82 MANUEL LÁZARO PULIDO 3 . 1 . L a astrología y su influencia en el hombre En las Collationes in Hexaem eron , Buenaventura nos señala la posibilidad de la astrología en términos de ciencia 37. De astrología nos habla dos veces con significaciones distintas. Una primera Astro­ logía global y que comprende dos partes, a la vez comunes por su sujeto y distintas por su metodología: la astronomía y la astrología. La primera, la astronomía, nos habla de los cuerpos celestes en cuanto regulados por el movimiento; sobre ella no da ningún juicio de valor. En cuanto a la segunda, la astrología, nos dice que es la ciencia que trata los cuerpos en relación a su «influencia», y sobre ésta dice que es «en parte segura y en parte peligrosa», peligrosa por los juicios que se siguen. Reconoce, pues, Buenaventura la existen­ cia de una ciencia que trate sobre la influencia de unos cuerpos sobre otros. Y reconoce también que es «en parte segura». Pero, ¿por qué el autor franciscano reconoce, únicamente, esa seguridad cien­ tífica de la astrología de una manera parcial? La respuesta la acabamos de decir antes, pero necesita ser un poco explicitada. Efectivamente, el peligro de la astrología recae en los juicios que se siguen de ella, y es que el término de influencia se extiende por parte de quienes ejercen irresponsablemente la astrología, a juicio de Buenaventura, más allá de los cuerpos y ahí viene el problema. El término «influencia» es utilizado por Buenaventura en un mismo sentido, pero con relaciones distintas 38. De una manera más general, el vocablo «influencia» designa la presencia de un ser sobre otro según su operación 39 y esto ya sea para indicar: 1) la acción de un cuerpo sobre otro, o 2) para significar la acción de Dios sobre el alma y «de un modo especial lo utiliza cuando habla de la gracia y la iluminación en el conocimiento, en este caso la 37 Hexaem., col. 4, n. 15: V, 351b. 38 Sobre este concepto, cf. L. M a th ieu , La Trinité creatrice d'apres Saint Bona- venture, París, 1992, 202-212. 39 No muy lejos a este sentido se encuentra É. Gilson cuando define la influen­ cia como «la prolongación de la presencia, un dinamismo que emana del ser y pro­ duce un efecto exterior a él». É. G ilso n , o . c ., 229-230.

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