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76 MANUEL LÁZARO PULIDO forma adquiere perfección o comp letez»17. La realidad de la luz, además de poseer propiedades metafísicas, tiene, en R. Grosseteste, una significación de dimensión gnoseológica 18. Buenaventura, si bien no sigue al pie de la letra lo que dice R. Grosseteste, sí lo tiene presente. Si ya los historiográficos del pen­ samiento medieval, como Baeumker, Baur, Ueberweg, De Wulf, Gil- son, han visto en la doctrina de la luz uno de los elementos nuclea­ res de la filosofía bonaventuriana, es V. Cherubino Bigi quien se ha detenido de una manera especial en este problema en las obras bonaventurianas 19. El término luz lo utiliza Buenaventura para designar tanto una realidad espiritual como corporal, pero siempre, subraya Bigi, tenien­ do en cuenta la realidad corpórea. El pensador franciscano, cuando reflexiona sobre la luz, se acerca más al pensamiento de Aristóteles, Avicena y Averroes que a san Agustín. Así, la luz ígnea es luz en sen­ tido analógico, mientras que los espíritus animales y el calor animal pueden llamarse luz en sentido lato. En definitiva, tres son los senti­ dos de luz que encontramos en Buenaventura: la luz como naturale­ za celeste, luz como fuego y luz como resultante de la igualdad de la estructura de los elementos. Pero, y eso hay que recordarlo, la luz es una forma corpórea, no analógica con la luz forma espiritual. «La luz, forma corpórea, es un elemento sustancial y constitutivo, junto con la materia, del cuerpo luminoso. Esta materia, que se une subs­ tancialmente a la forma luz, es ya corpórea, es decir, está ya infor­ mada por la forma sustancial de la corporeidad y de la forma de la extensión»20. Ante esta concepción surge la pregunta sobre la natu­ raleza de la doctrina de la luz, es decir, si pertenece al orden físico o al orden metafísico, para Bigi la respuesta es clara: «la doctrina de la luz es sólo de orden físico»21. De nuevo Buenaventura cuenta con 17 Cf. C. A. L ertora , «Introducción», en R. G rosseteste , Optica (introducción, traducción y notas por Celina A. Lertora Mendoza), Buenos Aires, 1988. 18 Al respecto cf. V. M iaño, o . c . ; J . M cE voy, «La connaissance intellectuelle selon Robert Grosseteste», en Revue philosophique de Louvain, 75 (1977) 5-28. 19 V. Ch. B igi , «La dottrina della luce», en Studi sul pensiero di S. Bonaventu­ ra, Asís, 1988, 105-142. 20 J. M erino , Historia de la filosofia franciscana, M adrid, 1993, 52. 21 V. Ch. Bigi, o . c ., 138.

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