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NATURALEZA Y GRACIA. EL PECADO ORIGINAL. EL SOBRENATURAL 51 — Superación taxativa y neta de la «teología de Adán» con todas las concomitancias y parafernalia que le acompañaban duran­ te siglos. Adán no fue un personaje histórico, ni fue real el estatuto teológico privilegiado del que Dios le habría dotado en el Edén. Ni hay que contar con la realidad histórica de su pecado enorme y fatí­ dicamente cualificado como originante de todas las calamidades que afligen a los hijos de Eva. Sobre todo portadores, desde enton­ ces, de una naturaleza corrupta, sujeta a la mayor de las miserias humanas cual es la «dura necesidad de pecar» (san Agustín). En con­ secuencia, AV tampoco quiere hablar de un pecado que, desde Adán, se propagase por generación a todos sus descendientes. Nada del célebre, incomprensible «tradux pecati» de agustiniana memoria. Ni de su sucesor medieval, que habla del «semen infectum» como vehículo de transmisión del pecado de Adán. Se acepta el dicho de K. Barth de que un «pecado hereditario» (Erbsünde) es un contra- dictio in abiecto. Un no-pecado. Como si dijésemos un hierro de madera. Sin embargo, AV tiene interés en mantener la vieja fórmula agustiniana de la «naturaleza viciada». Veamos en qué sentido y por qué motivos 1. Es claro que el «vicio» de la naturaleza no puede llegar a las hon­ duras de la metafísica, no es sustancial (maniqueos). Tampoco se debe hablar de una corrupción existencial, a estilo protestante. Tam­ bién insiste AV en alejarse de la interpretación bayanista y, sobre todo, jansenista de la corrupción humana. Ni la interpretación de san Agus­ tín, menos pesimista que la de sus seguidores Bayo/Jansenio, es acep­ tada por AV. Expresamente se distancia del «doctor del pecado origi­ nal». Todos ellos parece piensan de una corrupción fisiológica/ biológica, incrustada en los genes del organismo humano, del ADN. Tanto la palabra «naturaleza» como la palabra «vicio» tienen para AV un significado sociológico, histórico, moral. Vale decir: hablar de la «naturaleza» humana como de una naturaleza viciada equivale a decir que el género humano, objeto de nuestra experiencia en tiempo y 7 Sobre la matura vitiata = naturaleza viciada» habla en varios momentos AV. En referencia a san Agustín, pp. 35-48. Respecto a M. Bayo, pp. 192-203. En referen­ cia a Jansenio, pp. 237-325.

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