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NATURALEZA Y GRACIA. EL PECADO ORIGINAL. EL SOBRENATURAL 63 — Motivo cristológico-soteriológico: para salvaguardar la nece­ sidad absoluta de la gracia de Cristo. Todos necesitan de Cristo por­ que todos son pecadores, incluso el nasciturus. — Inseparable del motivo soteriológico el motivo hamartioló- gico, como correlato esencial del mismo. Hay que admitir el pecado original en todo hombre para explicar la «impotencia soteriológica» en que todos se encuentran. Digo correlato esencial, porque no puede ser proclamada la necesidad absoluta del Salvador si, correla­ tivamente y con pareja insistencia, no se enuncia la incapacidad absoluta en que todo hombre se encuentra para conseguir la vida eterna, por sus energías humanas. El primer motivo, el de «teodicea», será mejor no detenernos en él. Al teólogo actual tal argumento le crea muchos problemas nue­ vos e innecesarios y no le ayuda a resolver los viejos e inevitables. El motivo de experiencia del pecar humano que inunda la his­ toria para que gane la categoría teológica hay que reducirle la nece­ sidad absoluta que el pecador tiene de un Salvador. Así, pues, esta­ mos referidos a deducir esta conclusión: Si la doctrina del pecado original fuere indispensable para mantener el dogma básico de la necesidad del Salvador y su correlativo, la total incapacidad soterio­ lógica del hombre, entonces es inevitable seguir manteniendo esta doctrina, al menos en lo sustantivo. Pero, dentro de la teología del sobrenatural que nosotros hemos aceptado antes, no es posible seguir diciendo que, para mantener aquella doble verdad básica, sea necesario rebuscar la ayuda colateral de la «misteriosa» teoría del pecado original. Efectivamente, la razón primordial, siempre inevitablemente presente: tanto de la necesidad del Salvador, como de la correlativa interna nulidad soteriológica del hombre hay que ponerla en la con­ dición creatural, finita, ontologica y dinámicamente lábil del hom­ bre. En fuerza de la cual, y no obstante estar destinado a la visión y amor beatíficos y llevar en su estructura ontologica el deseo natural de ver a Dios, sin embargo, no puede conseguirlo por el desplie­ gue de su dinamismo humano. Incluso en un rendimiento inmejora­ ble. La consecución del Fin es rigurosamente Sobrenatural, libérri­ mo y del todo gratuito don de la bondad de Dios. Por este motivo, radical y primariamente necesita de la gracia del Salvador que le conceda el nuevo ser en Cristo, le haga nueva creatura, le haga

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