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44 ALEJANDRO VILLALMONTE Agustín de Hipona la autoridad hegemónica ejercida en occidente. Nominalmente con su enfoque hamartiológico del acontecimiento de la justificación y con su magisterio como «doctor del pecado origi­ nal». Con esta constatación surge la sospecha de que la doctrina agus- tiniana-latina sobre el pecado original haya podido influir en forma decisiva —y perjudicial, según muchos— en toda la antropología teológica —naturaleza y gracia— cultivada en occidente. 1. H acia los orígenes agustinianos Señalo algunos momentos más significativos en la doctrina de la «naturaleza-gracia», tal como lo expone AV en su obra. Es inevitable el recuerdo de la enseñanza de san Agustín a la hora de hablar del tema «Naturaleza y Gracia en la teología de san Agustín 2. El «doctor de la gracia» llevó esta doctrina a un notable grado de desarrollo en polémica —prolongada por más de treinta años— con el pelagianismo. Este carácter de «contra», vivazmente polémico y retórico, hay que tenerlo de continuo a la vista. Tam­ bién las estrechas connivencias entre la doctrina sobre la gracia de Jesucristo y el pecado original, como lo indica el título de una de sus obras. Obviamente, los teólogos que hoy día niegan la doctrina agustiniana sobre el pecado original también han de hablar de otra forma sobre la naturaleza y sobre la gracia, sobre la Redención. Los pelagianos partían de una visión humanista y antropocén- trica del problema de las relaciones naturaleza-gracia, gracia-liber­ tad. Un humanismo de indudable ascendencia cristiana, acendrado por los teólogos orientales en lucha contra el maniqueísmo y el gnosticismo. Este humanismo, de signo positivo y optimista, consi­ dera que el primero, radical don / gracia que el hombre recibe del Creador es la naturaleza sana, íntegra, inocente, incorrupta. Dotada de la posibilidad real (= possibilitas) para llevar una vida honesta, un comportamiento conducente a la vida eterna. La gracia de la redención que se ofrece en Cristo viene a plenificar, promocionar 2 Estudio publicado por Recherches Augustiniennes 10 (1975) 143-169. Ade­ más, la enseñanza de san Agustín vuelve a aparecer reiteradamente en los otros estudios del libro.

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