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58 ALEJANDRO VILLALMONTE 2. ¿Es p osib le un estado d e -n atu raleza pura»? —Pudiera pare cer que una cuestión «escolástica», con la connotación desfavorable que a veces reviste el calificativo. Sin embargo, sí que adquiere relieve, si se la propone en relación con el deseo n atu ral d e ver a Dios: tema central, clave hermenéutica de toda la antropología cris tiana, en opinión de AV y de otros teólogos (p. 162). Los escolásticos defensores del deseo natural de ver a Dios no propusieron abiertamente la cuestión. Tampoco, al parecer, el car denal Cayetano. Pero sí que la proponen con toda claridad y varia dos matices los teólogos postridentinos en polémica con Bayo y Jan- senio. Por los años en que De Lubac publicaba su obra y se declaraba partidario de negar la posibilidad de que existiera tal esta do, la teología neoescolástica decía ser «doctrina moralmente cierta», que el estado de «naturaleza pura» es perfectamente «posible». La encíclica H um an i Generis recoge esta «communis opinio»: «Otros desvirtúan el concepto de “gratuidad” del orden sobrenatural, pues opinan que Dios no puede crear seres intelectuales sin ordenarlos y llamarlos a la visión beatifica» (DS 3891). Parece que se deja enten der que la opinión de De Lubac queda declarada insostenible por parte del Magisterio romano. Sin entrar en temas de hermenéutica de textos magisteriales — remito a la obra de AV— , por mi parte estoy plenamente de acuerdo con el prof. AV en la respuesta que la teología católica actual ha de dar a la pregunta propuesta: No sólo no ha existido (como conceden todos) sino que no parece posible la existencia de un estado de naturaleza pura. Obvia mente, como se trata de una «cuestión disputada» con viveza y de alta importancia teológica, urge dar alguna explicación. — No debemos hablar de la potencia absoluta de Dios. Entra ríamos en un laberinto de fantasías metafísicas como aquel en que se perdió la escolástica decadente. — Tenemos que razonar cuidadosa, sobria y piadosamente sobre los datos que las Fuentes nos ofrecen sobre la actu al econo mía, historia y proyecto divino de salvación (DS 3016). — Cuando en la H um an i Generis habla de seres inteligentes: 4ntellectu praedita», debemos entender que habla de «hombres», de seres que sean consustanciales, concorpóreos y consanguíneos con nosotros y con Jesús de Nazaret. Mencionamos a Jesús de Nazaret
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