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RECEPCIÓN DE LA «ORDINATIO SACERDOTALIS» 13 No todos presentan los mismos argumentos. Varios piensan que una Carta apostólica no es el instrumento adecuado para declarar una verdad infalible. ¿Por qué el Papa ha preferido una Carta a una Cons­ titución apostólica? ¿No será porque no se ha atrevido a declarar como dogma esta doctrina a pesar de su voluntad de zanjar de una vez por todas las dudas y las controversias? Algunos, como Hünermann y W. Beinert, analizan los argumen­ tos del Papa y los consideran deficientes. R. Gaillardetz y F. Sullivan insisten más en que falta el consentimiento de los obipos y de los fieles para una declaración infalible. Personalmente pienso que el instrumento para declarar un dogma de fe no tiene que ser necesariamente una Constitución dog­ mática. Puede ser una Carta, un Decreto u otro medio. Lo principal es la forma y la voluntad que se manifiesta. En este caso se usa una forma solemne inspirada en las frases del Vaticano II y en el texto del nuevo CIC (can. 749, 1), que se basa en el Vaticano II. Queda, no obstante, una dificultad no pequeña para conceder el carácter de definición infalible a la OS. El nuevo CIC, canon 749, 3, lo mismo que el antiguo, dice taxativamente: «Ninguna doctrina se considera definida infaliblemente si no consta así de modo mani­ fiesto». La única solución es afirmar que se trata de una verdad infa­ lible porque así lo enseña el magisterio ordinario universal. Ante tantas discusiones sobre su valor teológico es difícil afirmar que consta «de un modo manifiesto». Pero las dudas de los teólogos sobre el carácter infalible de este documento, ¿surgen de la falta de claridad del texto y de la forma empleada, o más bien de la voluntad de los teólogos que no quieren admitirlo? 2. Después de la Respuesta de la CDF del 28 de octubre las cosas han cambiado no poco. Unos hablan sin reticencias de una verdad infalible y otros consideran la intervención del Papa como un abuso de poder 10. Los obispos y las Conferencias Episcopales, aunque algunos manifiestan su perplejidad, han acatado la decisión del Papa y han exhortado a los fieles a aceptarla. 10 Como no podemos citar aquí diversos autores y artículos, remitimos al estu­ dio de N. L ü d eck e , •Also ein Dogma?», en TrThZeits 105 (1996) 174 ss.

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