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RECEPCIÓN DE LA «ORDINATIO SACERDOTALIS» 35 rrogantes del hombre de hoy como tales y, partiendo de ellos, repensar la teología y, por encima de todo esto, escuchar la reali­ dad, “la cosa misma” y aceptar sus lecciones»50. Muy bien, Eminencia. Éste es el programa que me convence. «Hoc fac et vives» (Le 10, 28). La realidad, sin embargo, fue muy dis­ tinta de lo que indica este proyecto. Hoy la apertura, el método heu­ rístico, el recurso a la totalidad de las fuentes, la atención a la reali­ dad misma se han esfumado. Lo que hoy predomina son los documentos del magisterio. Después del concilio hubo un corto período de apertura y libertad, que suscitó muchas esperanzas. Se inició una revisión y renovación de la teología, que era muy nece­ saria. Desgraciadamente hubo bastantes excesos y desvarios. Por eso pronto comenzaron las prohibiciones de enseñar o de escribir sin previa censura, remoción de cátedras, vigilancia de centros de formación, consignas a los obispos y a los superiores mayores de los religiosos, juramento de fidelidad al magisterio de la Iglesia, etc. Prefiero que sean otros los que hablen de esta nueva situación crea­ da. El P. Víctor Codina, en su libro Creo en el Espíritu Santo, señala no pocos aspectos negativos del «nuevo contexto eclesial»51. Afirma que en la Iglesia se vive actualmente una atmósfera de inseguridad y de miedo: «Hay miedo a la colegialidad episcopal y al resurgir de las iglesias locales... Hay miedo a la mujer y a su participación en las decisiones de la Iglesia, aunque se defiendan sirs derechos en la sociedad. Hay miedo a los teólogos, sobre todo a su disenso, que puede minar la autoridad del magisterio y crear divisiones en el seno de las comunidades... Hay miedo a revisar temas como el del ministerio ordenado, el del celibato, el de los ministerios lai­ cales o el de la ordenación sacerdotal de la mujer» (pp. 155-156). El autor sigue hablando de que los obispos tienen miedo a los Nuncios y a la Curia romana; la vida religiosa a los obispos; los teó- 50 Ibid., p. 318. 51 V. C o d in a , Creo en el Espíritu Santo. Pneumatología narrativa , Sal Terrae, Santander, 1994, cap. 6, pp. 143-159.

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