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26 DOMICIANO FERNÁNDEZ 5. El Syllabus de Pío IX, que es una colección de errores repro­ bados por el Papa en diversos documentos, publicado el 8 de diciembre de 1864, y que por varios teólogos eminentes fue consi­ derado como infalible 36, entre otras muchas lindezas, condena la siguiente proposición: «La abolición del poder civil de que goza la Sede apostólica, contribuiría de modo extraordinario a la libertad y prosperidad de la Iglesia» (DS 2976). Hoy todos reconocen la ver­ dad y el acierto de esta proposición, pero fue condenada. 6. A principios de este siglo hubo una serie desafortunada de decisiones de la Comisión Bíblica que no respondían a la verdad, aunque se pretendía imponer aquellas opiniones erróneas a los escrituristas y teólogos católicos por obediencia y bajo pecado grave o amenaza de excomunión. Se pueden confrontar fácilmente en el Denziger o Enchiridion Biblicum. Indico algunas: se propone como doctrina obligatoria defender que Moisés es el autor del Pentateuco y que estos cinco libros no fueron compuestos con fuentes poste­ riores (DS 3394); que el apóstol Juan es el autor del IV Evangelio y que los discursos de este evangelio son del mismo Jesús, y no unos discursos que el escritor pone en boca de Jesús (DS 3398-3400); que el libro de Isaías fue compuesto por él solo, y no por dos o más autores (DS 3505-3509). Todas estas cuestiones estaban ya suficientemente estudiadas a principios de siglo por los especialistas y no podían imponerse con amenazas y sanciones. Para que nadie crea que exagero, véase en el «Motu proprio» P raestan tia Scripturae de Pío X (18 nov. 1907) las penas para los que no acepten las enseñanzas de la Comisión Bíbli­ ca, o del decreto Lamentabili o de la encíclica Pascendi. Las palabras más graves han sido omitidas en las ediciones modernas del D enzi­ ger ; por eso será conveniente recordar las frases esenciales, pero aconsejando leer entero este «Motu proprio» (ASS 40 [1907] 724 ss.): «Por nuestra autoridad apostólica reiteramos y confirmamos tanto el 36 Mons. C astán L acom a , obispo de Sigüenza, publicó después del Vaticano II un artículo en Iglesia-Mundo sobre el Syllabus defendiendo su infalibilidad y citan­ do otros teólogos ilustres de la misma opinión. Se excusa, en cierto modo de su publicación, diciendo que lo escribió en la década de los cuarenta. He conservado este artículo como testimonio durante muchos años, pero actualemnte no lo encuen­ tro entre mis papeles.

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