PS_NyG_1996v043n003p0465_0471

468 ENRIQUE RIVERA do dijo: “Ego sum Via, et Veritas, et Vita. Nemo venit a d Patrem nisi p e r m e ”» (p. 1655). Tal importancia tiene la obra de Jesús en el alma de Á. Sorazu que hay momentos en que parece ser lo prima­ rio en sus vivencias místicas. Con este apéndice filial. La Virgen Madre acompaña siempre la acción potente de Jesús. Á. Sorazu tenía preferencia por este título que reiteradamente da a María: M ediane­ ra un iversal d e todas las g r a c ia s . Con Jesús y con María hizo su difícil travesía espiritual hasta el abrazo último y definitivo con su Padre Celeste. Este epistolario lo testifica. 2. I t in er a r io d el a sc en so m ístic o d e Á . S o r a z u Las peculiares fases de este itin era rio la dirección del padre Mariano apenas las ha tenido en cuenta de un modo reflejo. El todo para él es la repetida entrega al Padre Celeste por mediación del Verbo humanado, quien asocia a su Madre María en esta obra santi­ ficados. Más alude a estas fases Á. Sorazu. Pero no tanto como los comentadores de su espiritualidad. Daniel Elcid, que ha preparado la edición de esta correspondencia, la estructura en tres partes: 1.a La n o ch e oscura d el espíritu (julio 1910-junio 1911, pp. 3-485); 2.a La vida d e l a lm a en Dios, la d e Dios en el a lm a (junio 1911- octubre 1913, pp. 499-1247); 3.a P articip ación d e los misterios d e Jesús (25 abril 1920-19 junio 1921, pp. 1254-1819). La segunda parte la secciona en diversos períodos que el lector puede conocer por el índice general de la obra. Ante este contraste entre la dirección del padre Mariano y la interpretación del itin era rio soraziano, propuesta por los comen­ tadores, surge el problema de cómo ver rectamente la vida mística de Á. Sorazu. Este contraste lo pone de relieve L. Villasante, el más avezado expositor de la misma. En su obra fundamental, M. Ángeles Sorazu, 2 vols. (Aránzazu 1950-51), enmarca la vida mística de Á. Sorazu dentro del esquema usual de la vía purgativa (1873-1895); de la vía ilum in a tiva (1895-1911); de la vía un itiva (1911-1921). Pero en su estudio más maduro, El cam in o cristiano según Á. Sora­ zu (CONFRES, Madrid 1994), margina el esquema aceptado, que tiene más de neo-platónico que de cristiano, y muestra la vida mís­ tica de Á. Sorazu desde la teología vivida por la misma.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz