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VIDA CONSAGRADA: ¿VOZ PROFÈTICA? 459 Los fundadores de las instituciones religiosas y los que, guia­ dos por su carisma, fielmente les siguieron han vivido maravillosa­ mente en sí mismos esta experiencia aportando la característica de sobresalir en una virtud, una bienaventuranza o un don, sin merma de las demás gracias funcionales que constituyen el desarrollo con­ tinuo de la vida espiritual. Sería difícil comprender la misión de muchos santos en la Iglesia sin tener presente este carisma profètico del que estamos hablando. Si nos referimos al símbolo o al signo, la vida consagrada es «símbolo que puede y debe atraer eficazmente a todos los miem­ bros de la Iglesia a cumplir sin desfallecimiento los deberes de la vida cristiana»l6; y es también «signo preclaro en la Iglesia» que mani­ fiesta ante todos los fieles que «los bienes celestiales se hallan ya presentes en este mundo», que testimonia «la vida nueva y eterna conquistada por la redención de Cristo», y prefigura «la futura resu­ rrección y la gloria del reino celestial»17. El religioso auténtico es, sobre todo, signo profètico de la ple­ nitud de la «unión mística» porque actúa desde la fe y la experiencia de Dios identificándose cada vez más con Cristo, su modelo: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra y mi Padre le amará, y vendre­ mos a él, y haremos morada en él» (Jn 14,23). La experiencia místi­ ca, viene a decir Rahner, es cada vez mayor exigencia al cristiano: «Cabría decir que el cristiano del futuro o será un “místico”, es decir, una persona que ha “experimentado” algo, o no podrá ser cristiano. Porque la espiritualidad del futuro no se apoyará ya en una convic­ ción unánime, evidente y pública, ni en un ambiente religioso gene­ ralizado, previos a la experiencia y decisión personales»18. Consecrata, 20: «Primer objetivo de la vida consagrada es el de hacer visible las maravillas que Dios realiza en la frágil humanidad de las personas llamadas. Más que con palabras, testimonian estas maravillas con el lenguaje elocuente de una existencia transfigurada, capaz de sorprender al mundo. Al asombro de los hombres responden con el anuncio de los prodigios de gracia que el Señor realiza en los que ama». 16 Lumen Gentium, 44. 17 Ibid. También Vita Consecrata, 26: «dimensión escatológica de la vida con­ sagrada». 18 K. R a h n er , Escritos de teología, vol. VII, Taurus, Madrid 1968, p. 25.

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