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VIDA CONSAGRADA: ¿VOZ PROFÈTICA? i La respuesta afirmativa a este título nos remite a una relación polivalente entre la vida consagrada y el profetismo: o la voz profèti­ ca es la definición de la vida consagrada, o quizás una de sus propie­ dades esenciales, o sólo una propiedad accidental\ Excluyamos que la vida consagrada se defina por la voz profètica o que ésta sea sólo una propiedad accidental de aquella. Admitamos, sin embargo, que la voz profètica es propiedad esencial. ¿En qué puede consistir enton­ ces la vida consagrada? Si el profetismo no es la definición de la vida consagrada, ¿qué podrá definirla si es que, en verdad, tiene una esen­ cia que como tal la constituya? El actual Código de Derecho Canóni­ co, recogiendo diversos textos del Concilio Vaticano II, parece darnos una respuesta positiva a esta cuestión: «La vida consagrada por la pro­ fesión de los consejos evangélicos es una forma estable de vivir en la cual los fieles, siguiendo más de cerca a Cristo bajo la acción del Espí­ ritu Santo, se dedican totalmente a Dios como a su amor supremo, para que, entregados por un nuevo y peculiar título a su gloria, a la edificación de la Iglesia y a la salvación del mundo, consigan la per­ fección de la caridad en el servicio del Reino de Dios y, convertidos en signo preclaro en la Iglesia, preanuncien la gloria celestial»2. Podríamos resumir esta definición en el siguiente enunciado: la vida consagrada consiste en la forma de vivir estable, con nuevo y 1 Partimos ya de una respuesta afirmativa, pues hay consenso en admitir el carácter profètico de la vida consagrada; la exhortación apostólica Vita Consecrata ha dedicado amplio espacio a este tema (cf. nn. 84-95). De lo que se trata más bien es de ver qué significado tiene esta profecía, lo que será objeto del presente artículo. 2 CIQ 573, § 1.

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