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PRELIMINARES METAFÍSICOS PARA UNA CONCEPCIÓN. 421 se manifiesta ya en el Antiguo Testamento en términos definitorios: Yo soy el qu e s o y 15. Jesucristo utiliza el mismo esquema, pero con el contenido de la revelación de sí mismo: Yo soy el camino, la ver d a d y la vida. N adie pu ed e ir a l P ad re si no es p o r m í 16. Ha añadi do el segundo término de la definición. Pensadores precristianos hubo, creadores de sistemas los cua les han persistido, que exponían sus ideas sin transcribirlas necesa riamente en forma de tratados modélicamente perfilados; labor ésta que acometieron otros: sus seguidores. Nadie discute que los frag mentos presocráticos conservados por fuentes indirectas —Aristó teles, Diógenes Laercio, etc.— sean válidos como piedras funda mentales de la tradición filosófica occidental, ni que su brevedad expositiva sea óbice para mermar la importancia e influencia de las ideas filosóficas que contienen. Tampoco dudamos de que las ideas de Sócrates —a quien atribuimos el mérito de descubrir la defini ción conceptual— fueran fielmente transmitidas por su discípulo Platón, aun integrándolas en las propias. Siempre ha sido labor agra dable para la erudición filosófica —y hermenéutica— la compara ción textual, cribando lo propio de lo ajeno, buscando raíces y extra yendo de sucintos términos autorías originales que yacían ocultas, imperturbables al polvo del tiempo, en espera de su descubrimiento y publicación. La misma obra aristotélica, que da nombre a la cien cia metafísica, nos es ejemplo claro de intervención discipular en la perfilación de un sistema. Tal labor aún no ha agotado su fecundi dad interpretativa, dadas las prolijas publicaciones especializadas que sigue generando. Y si aducimos aún oscuridad de formulación, es suficiente mencionar la pasión exegética que siguen despertando Parménides, Heráclito, Hegel o Heidegger. No encontramos justificación para seguir respondiendo con el silencio al reto contemporáneo de presentar a Cristo como pensa dor original, fundador de una metafísica propia, contenida ésta en la revelación, y de la que ha hecho depositaría a su Iglesia, para ser gogía, puesta en marcha en el curso 1990/91 y centrada en la reflexión acerca del núcleo sustancial sobre el que se fundamenta esta ciencia. 15 Ex 3,14. 16 Jn 14,6.
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