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446 M.a DOLORES MATEU MURISCOT un Absoluto personal, origen a su vez de nuestro ser personal, que habla a nuestro espíritu impeliéndonos a alcanzar progresivamente esa formulación metafísica que atrape las claves de nuestro existir, y del existir del mundo con sus criaturas. Cristo es el metafisico que nos brinda una de esas claves, la modélica, esto es, formante del modelo, impulsando a nuestra razón, en comunión con el suceder histórico de la ciencia, a que interprete y formule el axioma metafi sico. El propio Fernando Rielo nos indica a partir de aquí, enlazan do con el escursus anterior, esta consecución racional que puede acometer la filosofía, siguiendo el camino del diálogo metafisico abierto por la revelación de Jesucristo: «Ilustro la forma de definición de la persona humana sirvién dome del significado originario del “prósopon” griego: rostro, talante, carácter o categoría. El rostro o talante por el que el ser humano adquiere la categoría de persona es la divina presencia constitutiva del sujeto absoluto en su espíritu. Esta divina presen cia constitutiva es carácter hereditario que hace de la persona humana mística deidad de la divina Deidad. Reside en este carác ter hereditario la constitución filial del ser humano en relación con Dios: porque es “hijo de Dios”, el ser humano tiene el aspec to, el talante, el parecido, en una palabra, “la imagen y semejan za” de Dios. Este talante no es una “máscara” exterior, es rostro divino impreso constitutivamente en tal grado que, ontològica mente, “hace resonar”, per-sonare, a nuestro espíritu. Los latinos manifestaron, con el verbo “personare”, lo que yo denomino “acto ontologico personal” hecho posible en virtud de la divina presen cia constitutiva»66. Es propiedad también de la filosofía española esta búsqueda del «resonar» de nuestro espíritu en todos sus caminos de pensa miento; pienso ahora, sobre todo, en María Zambrano y su conquis ta del espacio castellano para la reflexión y el encuentro pensamien- to-mística-poesía: «Hay una tierra amarilla abrasada por un fuego que no es el del sol, que parece nacer de ella misma...»67. Su lectu- 66 F. R ie lo , Formación cultural de la filosofía, o. c. (en imprenta). 67 San Juan de la Cruz (De la •noche oscura»a la más clara mística), en Senderos, Anthropos, Barcelona 1988, pp. 184-198.
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