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438 M.a DOLORES MATEU MURISCOT constitutiva es lo que nos es, no sin la duda condición de las facultades, inmediatamente dado para alcanzar la categoría de “personas”»53. Esta presencia, que nos hace «personas» y nos es inmediatamen­ te dada, podemos precisamente atraparla con el vehículo del éxta­ sis; éxtasis que es diálogo: salgo de mí para entrar en diálogo con un tú, que es más que yo, pero no absolutamente distinto de mí. Tú a quien identifico como término de mi ideal, de mi aspiración, clave de interpretación de todas mis vivencias. Tú a quien refiero mis anhelos y tristezas, mis esperanzas, todo mi pensar y querer; con quien puedo dialogar a solas o entre la multitud, porque me basta para encontrarle un simple movimiento interior de recogerme, disponiéndome, en silencio, a la oración más íntima. Éste es diálogo del espíritu que más satisface al ser humano: salir de sí mismo sin dispersarse; esto es entonces recogerse: aunar fuerzas y potencia para encontrar a otro alguien que, recogido por mí y en mí, nos escucha desde el mismo ser que somos, y nos entiende y comprende en toda la extensión existencial de nuestras carencias, porque es más que yo, más que nosotros; es el tú, quién divino, ser de nuestro ser, nuestro Amigo. Este encuentro místico, cotidiano, si de verdad lo queremos, no es ajeno al común sentir de toda experiencia humana precisa­ mente por el hecho de ser humana; esto es, por ser la másdiáfana propiedad de lo humano. Así, no sólo los místicos cristianos lo expresan; también los no cristianos. Y también se encuentra escon­ dido, tímidamente dibujado, en la literatura sapiencial de todas las culturas, de todos los tiempos: «Tú eres el cielo y eres el nido al mismo tiempo. ¡Oh tú, lleno de hermosura! Aquí, en el nido de los colores, de las músicas y los perfumes, aquí tu amor aprisiona el alma. He aquí que llega la mañana (...)»54. 53 F. R ielo , Formación cultural de la filosofía, o. c. (en imprenta). 54 Rabindranath T ag o r e , Gitanjali, LXV1I. En expresión de Rielo: «Esta divina presencia constitutiva en un espíritu creado proporciona, cuando menos, un cierto

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