PS_NyG_1996v043n003p0385_0412

EL VESTIDO DEL CRISTIANO 389 Como dijimos, es un texto parenético. ¿Cómo puede una persona vestirse con otra? Una pista para des­ cubrir todo el significado de la expresión nos la da el apóstol al uti­ lizar el nombre completo del Señor, que es Jesucristo, y al añadir el título de Señor. Vestirse o revestirse de Jesucristo significa incorpo­ rar a la propia vida la gracia de Cristo y sus rasgos característicos imitables, su modo de ser y de obrar. Entrar en relación con el Kyrios participando de su vida y de sus exigencias. Escapar del dominio de la «carne«, en cuanto que es símbolo del señor y de la realidad anti-divina, y someterse a la autoridad del único Señor. La asociación de la imagen del vestido nuevo con el bautismo (Gál 3,27) no surgió de la costumbre de poner vestidos blancos a los adultos bautizados. Esta costumbre no se remonta a los tiempos en que escribe Pablo. La imagen surgió, muy probablemente, de la necesidad de desvestirse para recibir el bautismo por inmersión para volver a vestirse después de recibido. Por otra parte, la metáfora era muy corriente entre los antiguos. Los judíos hablaban de revestirse de la justicia, del temor, del rubor, de la gracia, del poder...2. La realidad expresada en el texto citado de la carta a los roma­ nos de aclara desde otros más explícitos: *Porque cuantos habéis sido bautizados en Cristo, os habéis vestido de Cristo. No hay ya judío o griego, no hay siervo o libre, no hay varón o hembra, porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y si todos sois de Cristo, luego sois descendencia de Abrahán, herederos según la promesa- (Gál 3,27-29). El vestirse o revestirse de Cristo tiene lugar en el bautismo. Mejor aún, el bautismo consiste en vestirse de Cristo. Remitimos a lo dicho anteriormente sobre Jonatán, David y Eliseo. Vestirse de Jesucristo significa la inserción en su Cuerpo: en su cuerpo o ámbi­ to personal y en su cuerpo o ámbito social, que es la Iglesia 3. Ves­ tirse de Jesucristo significa el nuevo ser del creyente: un nuevo ser que nace gracias a la presencia operante de Dios en él o gracias a 2 D. B u z y , Epitre aux Galates, en La Sainte Bible, II, 1951, p. 451. 3 H. P aulsen , en Exegetisches Wörterbuch zum Neuen Testament, I, p. 1104.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz