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388 FELIPE F. RAMOS celeste. Los condenados son representados frecuentemente desnu­ dos, no vestidos La desnudez sentida a raíz del pecado no es física, sino teoló­ gica. Significa el vacío del hombre cuando se aleja de Dios; cuando el hombre entiende la vida sólo desde sí mismo y para sí mismo, prescindiendo de Dios, se siente desnudo. Con una desudez que únicamente es perceptible desde la fe o desde la experiencia de una anterior relación con Dios. Todo lo que el hombre puede hacer para remediar esta desnudez se halla simbolizado en las hojas de higuera cosidas en forma de cinturón (Gén 3,7). Frente a esta cobertura insu­ ficiente e inconsistente se destaca la acción de Dios, «que hizo a Adán y a su mujer túnicas de piel y les vistió» (Gén 3,21). Más tarde, este vestido tan rico, que sólo Dios puede confeccionar, es llamado vestido de la salud o de la salvación (Is 61,10). Es el vestido más rico que recibe el hijo pródigo cuando vuelve a casa de su Padre (Le 15,22). Es necesario recibir las vestiduras blancas de los elegi­ dos, es decir, ser renovado totalmente en el interior, ser re-creado, convertirse en nueva criatura: «De suerte que el que es de Cristo se ha hecho criatura nueva, y lo viejo pasó, se ha hecho nuevo» (2Cor 5,17). En el Apocalipsis, los vencedores de la Bestia van vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos (Apoc 7,9). 1.2. D espojarse y revestirse El vestido de la salvación, que no sólo cubre al hombre sino que forma parte inseparable de él, es Jesucristo: .. antes vestios del Señor Jesucristo, y no os déis a la carne para satisfacer sus concupiscencias» (Rom 13,14). 1 A. O epke , Dyo, enduo..., en Theologisches Wörterbuch zum Neuen Testa­ ment, II, p. 320, y el mismo autor en la misma obra, I, p. 774. En adelante citaremos a K ittel según la designación clásica: TWzNT.

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