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406 FELIPE F. RAMOS imagen o descrita su figura. La prohibición de hacer imágenes de Dios está justificada por dos razones fundamentales. Se trata de un Ser espiritual; por consiguiente, «inimaginable». Por otra parte, es el Creador, está por encima de todo lo creado. Nada de lo existente en el cielo, en la tierra o bajo ella (Éx 20,4) —donde el entorno cul­ tural encontraba sus divinidades: los astros, los animales de la tierra o los acuáticos— puede servir como punto de referencia que pro­ porcione algún elemento adecuado para «pintar» o hacer una ima­ gen de Dios. Con el tiempo aparecerán otras razones, como la ausencia de toda imagen o figura cuando oyeron la voz de Dios en el Horeb (Deut 4,12-13). Yahvé es el Dios envuelto en el misterio; el atuendo elegido para presentarse al pueblo fue la nube; es el Deus absconditus (Éx 20,21; IRe 8,12). En su porfía por ver a Dios, por contemplar su rostro, Moisés fracasó. Se le concedió ver su «gloria» y, cuando pasó ante Él, logró verle las espaldas, es decir, la sombra fugaz de su ser, pero no la cara o su propio ser (Éx 33,18-23). La misma experiencia la tuvo Elias. Situado en el lugar estratégico, no vio a Yahvé en la tormenta ni en el terremoto ni en el fuego... (alusión a las antiguas teofanías elementales del Sinaí, Éx 19,16-19); le per­ cibió en el ruido misterioso de un suave susurro sentido en la con­ ciencia (IRe 19,11 ss.). No obstante, al estudiar estos dos textos misteriosos, nos damos cuenta de que podemos ver aquello que necesitamos: en el texto del Éxodo, Dios dice a Moisés que «hará pasar ante él toda su bondad; pronunciará ante él su nombre, es decir, se le dará a conocer; derramará su gracia y su misericordia». Al profeta Elias, Yahvé le ordena ponerse en su monte porque iba a pasar, es decir, Dios se le da a conocer a través de su revelación —de ahí que deba colocarse en el monte, el lugar de la revela­ ción— y Dios se le revela no en los fenómenos violentos de la naturaleza, sino en el «suave susurro» sentido en la conciencia, que ilumina el pensamiento y fortalece la voluntad 21. Tanto lo ocurrido a Moisés como lo experimentado por Elias tiene un alto valor significativo. Nos hablan de que la imagen o las imágenes de Dios únicamente son posibles partiendo de su actua- 21 J. M auchline , I and II Kings, en Peake’s Commentary on the Bible, pp. 345-346.

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