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350 MARIANO ÁLVAREZ GÓMEZ es en Dios, sino como en su causa, y por ello en Dios no hay ser, sino la pureza del ser»55. En los textos en que Eckhart atribuye a Dios el ser hemos visto que este concepto se suele relacionar con el término «pureza«: pura afirmación, ser puro, etc., en relación con el concepto de unidad, que expresa la pureza del ser. Esta pureza se revela ahora como equivalente de transparencia a sí mismo, como absoluta «intelectualidad». En este contexto no aparece ya mencionada la unidad. Aparece, sin embargo, en el texto antes mencionado como radicada en la reflexión. Y de hecho, la unidad plena consigo mismo sigue siendo la forma como se expre­ sa la intelectualidad plena. 25. PRIORIDAD DE LA NADA SOBRE EL SER Pese a las precauciones terminológicas, al excluir del ámbito de la divinidad el concepto de ser, es obvio que se abren perspecti­ vas «abismales», si abismo ha de ser lo que aparece a quien se asoma a lo que no es ser. Esta nada, este no-ser, no es justamente el concepto negativo por excelencia, una especie de límite en la línea de la degradación ontologica de signo neoplatónico. Representa, por el contrario, el ámbito —habría que decir «real», aunque no «entitativo»— , de lo que es superior al «esse» mismo. Sin titubeos ni restricción alguna, antes bien, acentuando la idea, afirma Eckhart: «Si pues el entendimiento, en cuanto entendimiento es nada, consiguientemente el entender tampoco es ser alguno » 36. 55 «Et ideo cum deus sit principium vel scilicet ipsius esse vel entis, deus non est ens vel esse creature; nihil quod est in creatura, est in deo nisi sicut in causa, et non est ibi formaliter. Et ideo cum esse conveniat creaturis, non est in deo nisi sicut in causa, et ideo in deo non est esse, sed puritas essendi» (LW V, 45,6-11). 56 «Si igitur intellectus, in quantum intellectus, nihil est, et per consequens nec intelligere est aliquod esse» (LW V, 50,4 s.).

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