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288 MARIANO ÁLVAREZ GÓMEZ De suyo, lo que aquí afirma Eckhart no se refiere al problema de los universales, respecto de los cuales no cree que sea necesario fundamentar su identidad con Dios, supuesta la identidad de los tras­ cendentales con el ser y de éste con Dios mismo. Los trascendenta­ les no son accidentes, pero pueden ejercer, y de hecho ejercen, con frecuencia esta función (cf., p. ej., LW I, 131). Afirmar, p. ej., de alquien que es bueno no quiere decir que lo sea esencialmente, al menos en la forma en que de hecho se predica. Por ello es impor­ tante que al hablar de los trascendentales no simplemente en sí o considerados como conceptos, los haga radicar en un sujeto, en una sustancia, respecto de la cual no cabe accidentalidad alguna. Se advierte en esto una orientación, que aparece insistentemen­ te, aunque a veces de una forma velada. Los trascendentales no son primariamente conceptos dotados de estas o aquellas propiedades, que luego se pueden aplicar, y de hecho se aplican, aunque sea sólo análogamente, a los más distintos seres, entre ellos y primaria­ mente a Dios mismo. Por el contrario, se trata ante todo de una idea única que es en sí, inmediatamente y por su propia fuerza, realidad. Es decir, se trata de Dios, como fundamento y condición de posibi­ lidad de los trascendentales mismos, los cuales se proyectan sobre las demás cosas a partir de esa radicación en Dios. La aplicación del esquema aristotélico de la relación analógica entre la esencia y los accidentes a la relación entre Dios, que es sustancialmente ser, uno, verdadero y bueno, abre una perspectiva de tanta envergadura como complejidad. Ello se pondrá de manifiesto más adelante, cuando toquemos el tema de la analogía. Pero en este contexto quisiera aludir a la forma como expresa Eckhart el carácter sustancial de las cualidades en Dios. El término técnico con que expresa la identidad o convertibilidad de la cuali­ dad con la sustancia es «transist in substantian». Ello nos recuerda el empleo, por Hegel, de los términos equivalentes: «Übergang» o «übergehen», para expresar la relación de las «determinaciones con­ ceptuales» en el primer libro de la Ciencia de la Lógica. El paralelis­ mo es sorprendente y merecería la pena investigar dónde nace la expresión y por qué secretos caminos llega hasta Hegel. No tendría nada de extraño que éste lo tomara directamente de aquél. Aparte de que estamos ante una anticipación genial, vista en perspectiva histórica, podemos dejar consignadas aquí tres diferencias.

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