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336 MARIANO ÁLVAREZ GÓMEZ 19. DIOS ES INDISTINTO En razón de lo que ya se ha visto, no se trata sólo de que lo uno o Dios sea indistinto en sí, sino que el serlo en sí implica justa­ mente, dadas las características de la unidad, que es indistinto de todo otro ente. Comentando el «Non habebis déos alienos» de Ex 20,3, Eckhart formula la tesis de que «deus nulli enti est alienus» (LW II, 105,5 s.), aduciendo las seis razones siguientes: 1.a porque Dios es el ser, y al ser nada le es extraño, excepto la nada misma (l. c., 7 ss.); 2.a porque Dios es infinito, lo que implica que ningún ser le puede ser extraño (l. c., 9 ss.); 3.a porque «lo indistinto conviene propiamente a Dios; la dis­ tinción, en cambio, a las criaturas» (l. c., 106,1); 4.a porque no puede ser extraño lo que es «íntimo a las cosas y las penetra totalmente. Pero esto es justamente el ser, que es Dios, plenitud del ser» (l. c., 106,3 ss.); 5.a porque el ser «penetra en las esencias de las cosas» (l . c., 106,5 ss.); 6.a porque, al ser Dios la causa primaria de todas las cosas, es también lo primario en ellas, «lo primero en advenir a las cosas y lo último en retirarse de ellas (LW II, 106,8 ss.). Puede decirse, en síntesis: si la razón formal de que Dios no sea extraño a ningún ente es el ser mismo, bajo el punto de vista de la unidad, la expresión de eso mismo está propiamente en la indistinción. La afirmación es paradójica, por cuanto Eckhart sos­ tiene una similitud y una disimilitud, tan simultáneas como radi­ cales, entre Dios y las cosas. Esto se anticipa ya en la afirmación de que: «todo lo creado, en cuanto es distinto y otro que el ser, es ajeno. Pues ajeno se dice como derivado de otro»33. 33 "Omne creatum, utpote distinctum et aliud ab esse, alienum est. Alienum enim ab alio dictum est» (LW II, 106,14-107,1).

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