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332 MARIANO ÁLVAREZ GÓMEZ todo ser separado de Dios se separa y distingue del ser, porque Dios es el ser mismo. Pero lo separado y distinto del ser es necesa­ riamente nada, pues nada es tan nada como lo que está separado del ser. Y esto es lo que aquí se dice bellamente»31. 17. EL «UNUM» COMO NEGACIÓN DE LA NADA Y EXPRESIÓN DE LA AFIRMACIÓN PLENA Desde esta perspectiva ha de entenderse la unidad en que Dios consiste, la negación de la negación. Quiere ello decir, por una parte y en general, que a Dios no le corresponde la negación de algo, sino lo que hemos llamado negación de segundo grado, es decir, la negación de la negación. Ello implica, en segundo lugar, que si la negación propia de los entes significa su no-ser y si este no-ser significa, a su vez, que no son lo otro, lo distinto de ellas mismas, decir que Dios es nega­ ción de la negación equivale a afirmar de Él que no se le niega nin­ gún ser o ente determinado. Luego Dios no es distinto de nada. La forma como se lleva a cabo esta indistinción la expondremos en el apartado siguiente. Por último, si la raíz del carácter negativo de los entes está en que son más bien nada, la negación que expresa la unidad propia del ser o de Dios será una negación de la nada misma. Bien enten­ dido que la nada no es ni puede ser real, como dijimos anterior­ mente, y sin embargo tampoco es un mero «ser de razón», puesto que, sin ser real, se hace presente en la negación o en el no-ser, propio de los entes. Podría decirse que la nada expresa el carácter necesario que reviste ese no-ser de los entes. Es claro que la negación de negación, propia de Dios, no ha de entenderse, como también indicábamos anteriormente, en un 31 «Secundo modo potest dici subtilius quod sapiens ait: divitias nihil esse dixi in comparatione illius. Comparans enim comparando semper accipit comparata ut duo quaedam divisa et distincta ab invicem. Omne autem ens divisum a deo dividi- tur et distinguitur ab esse, quia deus est ipsum esse. Divisum autem ab esse et dis- tinctum necessario nihil est; nihil enim tam nihil quam divisum ab esse. Et hoc est quod hic pulchre dicitur» (LW II, 424,8-13).

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