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UNIDAD Y REFLEXIÓN 331 En pocas palabras queda sugerida y, a la vez, rotundamente afirmada la unión de lo universal y de lo singular. A continuación de lo anterior encontramos la frase previamente citada: «Nulla enim propositio prorter hoc est verior illa in qua idem praedicatur de se ipso». El «idem» es formalmente el «esse»; el «ipse» es, por el contex­ to, el «ego». Esto supone naturalmente la validez de las otras dos proposiciones que ya nos son conocidas: «Deus est esse» y «esse est Deus». Pero dejando de momento la compleja problemática que aquí se nos abre, veamos otro aspecto, ya implícito en lo que llevamos dicho. 16. EL NO-SER DE LAS COSAS Si la identidad de términos es propia y exclusiva de Dios, quie­ re ello decir que no conviene a los demás seres. Y si la identidad se expresa en que un singular, Dios, es Él mismo bajo el aspecto de ser lo que es por su identificación con el ser mismo, se sigue de aquí que los demás seres son y no son ellos mismos: son «ente» y «no-ente», en cuanto que de ellos se niega algún ser, justamente por encontrarse «por debajo del ser y más acá del ser» («sub esse et citra esse») (LW II, 77,7). En consecuencia, a todo ente que no es el ser mismo le es pro­ pia la negación. Está aquí, sin duda, anticipado el principio spino- ziano «omnis determinatio est negatio». En cuanto que una cosa está determinada, es decir, circunscrita a unos límites concretos, quiérese decir que frente a ella está lo otro, lo que no es, la negación de sí. En otro texto, Eckhart es más radical y saca la consecuencia de que las cosas, en comparación con Dios, que es «plenitudo esse et plenum esse» (LW II, 77,1 s.), son nada. Comentando la frase del libro de la Sabiduría: «Divitias nihil dixi in comparatione illiud» (c. 7, v. 8), afirma: «Según la segunda de las formas, se puede decir más sutilmen­ te lo que afirma el sabio: “en comparación con ella tuve en nada la riqueza”. Pues quien compara al comparar, toma siempre las dos cosas comparadas como separadas y distintas entre sí. Ahora bien,