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UNIDAD Y REFLEXIÓN 319 de hecho está ya dado con el ser mismo —lo cual es válido res­ pecto de los demás trascendentales, que tampoco se distinguen realmente del ser—, ni siquiera se refiere propiamente a un aspecto distinto del significado por el ser mismo. Añade únicamente un reforzamiento del ser o del concepto del ser en la línea del ser mismo: el ser en su pureza, en su carácter medular y en su culminación o expresión máxima. Todo ello está ya dicho con el ser, pero no de forma explícita. Se trata no de presentar algún aspecto nuevo, sino de profun­ dizar en la línea misma del ser. En este sentido, el «unum» añade algo al ser. Cabría decir que se trata de una apreciación lingüística para connotar no algo distinto del ser, sino el ser mismo en y desde el ser. Ateniéndonos a la formulación lingüística, estamos ante la para­ doja de que el «unum* expresa la máxima afirmación mediante la negación. ¿Negación de qué y con relación a qué? 11. LA NEGACIÓN COMO CARACTERÍSTICA DE LA UNIDAD. DE NUEVO EN LA PERSPECTIVA DE LA NADA La negación, en cuanto característica de la unidad, no es nega­ ción de «algo». En primer lugar, no se trata de que el ser se niegue a sí mismo. Precisamente una de sus propiedades fundamentales más acentuadas por Eckhart consiste en que no se puede negar a sí mismo o de que es pura afirmación con respecto de sí mismo. No podemos, pues, caer en la tentación de interpretar a Eck­ hart, por lo que se refiere a este punto concreto, en la línea de Hegel, si bien el filósofo idealista coincide con aquél en proponer el principio metodológico de la «negación de la negación». Tampoco se trata de negar ninguna otra cosa. Pues, si la uni­ dad es expresión del ser mismo y a éste no le es extraño ni distinto ningún ser concreto, la unidad no puede consistir en excluir del ser, como tal, ningún ser determinado y particular. En resumen, la negación de que aquí se trata no incide sobre cosa alguna positiva. Se refiere, por tanto, a lo negativo. Es así nega­ ción de negación.