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UNIDAD Y REFLEXIÓN 301 El quinto argumento, por último, supone que Dios no es ni puede ser la nada —sin decir que sea, por el contrario, la plenitud del ser— , ni tampoco puede ser dependiente de ninguna otra cosa que no sea Él mismo. Ahora bien, si no se admite la identidad entre el ser y Dios y, en consecuencia, el ser es «ajeno a Dios», tendremos que o bien Dios es lo completamente distinto del ser, es decir, la nada, o bien es simplemente distinto del ser, en cuyo caso, puesto que el ser es la razón de que algo sea, resultaría que Dios se hace depender del ser, lo que está en contradicción con el concepto fun­ damental de Dios: «Añádase, en quinto lugar, lo siguiente: fuera del ser y antes del ser es solamente la nada. Por tanto, si el ser es otro que Dios y ajeno a Dios, Dios sería nada o, como se ha dicho antes, sería dependiente de otro que Él mismo, y de algo anterior a Él mismo. Y esto sería Dios para el mismo Dios y Dios de todas las cosas. A lo dicho en lo anterior alude lo que se lee en Ex. 3: “ego sum qui sum”»13. (Si no se admite la identidad del ser y Dios, cabe una posibili­ dad de salvar el carácter absolutamente independiente de Dios: afir­ mar que el ser es efecto de Dios. De hecho, esta posibilidad es con­ templada y admitida por Eckhart en otro contexto, como veremos). 6. LA NADA COMO PERSPECTIVA De la argumentación precedente hace derivar Eckhart la evi­ dencia de la existencia de Dios. Pero se advierte, además, en este contexto una perspectiva especial que conviene indicar brevemente. Me limito a decir unas palabras sobre un texto que podría dar pie a un comentario interesante en el horizonte del argumento onto- lógico y en el más amplio aún de una «filosofía de la identidad», que 13 «Amplius quinto: extra esse et ante esse solum est nihil. Igitur si esse est aliud quam deus et alienum deo, deus esset nihil aut, ut prius, esset ab alio a se et a priori se. Et istud esset ipsi deo deus et omnium deus. Praemissis alludit illud Exodi 3: “ego sum qui sum”- (LWI, 158,1-4)-