PS_NyG_1996v043n001p0283_0352

300 MARIANO ÁLVAREZ GÓMEZ prensión, y al contrario. Entiendo que tal idea sólo ha podido surgir como consecuencia de una interpretación nominalista que niega toda realidad a los conceptos, aunque intensifica la función univer- salizadora de la mente. Desde un punto de vista platónico, la mayor extensión del concepto implica una intensión o comprensión, pro­ porcionalmente de la misma envergadura). Si, por otra parte, se admite que las cosas son en todo caso éstas o aquéllas, es decir, individuos, la mente será el lugar en que se dan cita lo universal y lo singular. El giro radical se produce cuando se deja de considerar a la mente como ese lugar de conjunción de lo universal y lo singular, y se la convierte en principio explicativo reduciendo las ideas a simple «producto» de la actividad mental. Pero ello, lejos de cuestionarlo, confirma el hecho de que la relación entre lo universal y lo singular es el eje en torno al cual gira inde­ fectiblemente el pensamiento. El cuarto argumento no es sino una síntesis de los dos anterio­ res. Viene además a condensar la unidad típica de participación y causalidad dentro de la corriente platónica o, más bien, neoplatóni- ca, en cuanto que ésta lleva a cabo la identificación del demiurgo- agente con las ideas-arquetipo, para atenernos al conocido esquema platónico. El supuesto en este cuarto argumento es que Dios es arquetipo y, en cuanto tal, causa de las cosas. Pero de nuevo el ser se revela como el fundamento o razón de que no pueda ser de otra manera. Luego, en realidad, hablar de Dios equivale, en términos filosóficos, a hablar del ser: «Por otra parte, en cuarto lugar: todo lo que tiene ser es, dejando a un lado cualquier otra cosa, al igual que lo que tiene blancura es blanco. Por consiguiente, si el ser es otro que Dios, las cosas podrán ser sin Dios, y así Dios no es la primera causa ni tampoco causa de que las cosas sean*12. 12 «Rursus quarto: omne habens esse est, quocumque alio circunscripto, sicut habens albedinem album est. Igitur si esse est aliud quam deus, res poterunt esse sine deo: et sic deus non est prima causa, sed nec causa rebus quod sint» (LW I, 157,11-13).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz