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UNIDAD Y REFLEXIÓN 297 es aquello en virtud de lo cual todo lo demás «es»; c) que el ser es aquello en virtud de lo cual el ser es un «algo», es lo que es. Lo primero se demostraría —explícitamente no lo dice Eck- hart— porque el concepto de ser lo incluye todo absolutamente, luego incluye también el «ser» —en el sentido de «existencia»— del ser mismo. Lo segundo es igualmente cierto, en cuanto que, de no ser así, algo sería, paradójica y contradictoriamente, en virtud de lo que no es ser, es decir, en virtud de la nada. Lo tercero es igualmente obvio, porque lo que algo es, si no fuera así por y en virtud del ser, sería por y en virtud de la nada. Esto supuesto, si el ser no fuera Dios o idéntico con Dios, o bien Dios no sería en absoluto o bien, si se admite que el ser es aquello en virtud de lo cual Dios es y es Dios, pero siendo a su vez distinto de Él, resultará que «Dios es en virtud de otra cosa» y que, en consecuencia, no es Dios, puesto que el depender de otro es inconciliable con el concepto de Dios. Implicaría, en efecto, afirmar que Dios tiene una causa y que, por tanto, no es Dios. En principio, este planteamiento del M. Eckhart deja la puer­ ta abierta a una interpretación que, si bien no es la correcta, con­ viene mencionar. Cabría pensar que, mediante la identificación del ser con Dios, intenta eliminar el concepto mismo del ser. Pues si, en definitiva, Dios es en virtud de sí mismo y si además es aquello por cuya virtud las cosas son y son lo que son, ¿para qué seguir hablando del ser?, ¿qué función se le podría asignar con sentido? Esto mismo parece verse confirmado por el hecho de que, como veremos más adelante, la atención se desplaza manifiestamen­ te del ser al uno y porque, además, en las «Cuestiones parisienses» el «esse» queda relegado a mero efecto del «intelligere». ¿Estamos ante un caso típico de la dialéctica del pensamiento en el sentido de que pensar una cosa hasta sus últimas consecuencias equivale a desbordarla, a ir más allá de ella misma y superarla? Sin embargo, sin entrar ahora en cuestiones, que veremos en su momento, entiendo que Eckhart no lleva a cabo un nuevo «parri­ cidio», no liquida el concepto de ser, sino que en este contexto lo potencia al máximo.

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