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276 JOAQUÍN ESTEBAN ORTEGA insiste en distanciarse de toda pretensión fundamentadora de la her­ menéutica. Es, por tanto, una necesidad de la gramatología enten­ der la escritura al «margen» del lector. «Si hay una unidad de la lec­ tura y de la escritura, nos dice Derrida, como fácilmente se piensa hoy en día, si la lectura es la escritura, esa unidad no designa ni la confusión indiferenciada, ni la identidad de toda quietud; el es que acopla la lectura a la escritura debe descoserlas»19. Sin embargo, para la filosofía hermenéutica de la memoria de Lledó la escritura donde verdaderamente se autentifica es en la lectura, y por eso, el es que, según Derrida, debe «descoser» nos remite a la unidad semántica de la memoria en la que la identidad, efectivamente, se sustrae a toda quietud, pero a causa de su aspiración ontologica de seguir siendo. Leer, recibir activamente sentido, es depositarse en la alteridad, en la diferencia, en el futuro; es una permanente invita­ ción a trascenderse. En opinión de Lledó, la teoría de la recepción se centra casi exclusivamente en una dimensión puramente estética. «La moderna Rezeptionstheorie , nos dice, ... olvida que la recepción es un fenó­ meno condicionado no sólo a los valores “estéticos”, sino a toda una serie de componentes que integran la “vida” del receptor» (ST, 27). De este modo, la figura del lector-receptor no es solamen­ te un elemento novedoso en la moderna teoría de la literatura, sino que es también el hombre implicado que reflexiona sobre sus actos y los de la comunidad interpretándolos para otorgarlos un sentido desde sí mismo. «La lectura y, por consiguiente, su interpretación arrastra consigo un fondo ético y no solamente estético. Interpreta­ mos, pues, desde los distintos niveles que constituyen la persona; desde lo que “somos”» (JC, 105). Esta dimensión originaria del horizonte de la recepción, genui­ namente gadameriana, es la que nos habla de la universalidad de la experiencia hermenéutica. Ser lector, desde este punto de vista, supo­ ne el modo apropiado de matizar ontologicamente la disposición del hombre hermeneuta comprometido con la memoria y con el proble­ ma de la esterilidad semántica. El fenómeno simbólico de la esterili- 19 J. D e r r id a , La farmacia de Platón, en La diseminación, trad. J. Manín, Madrid, Espiral/Fundamentos, 1975, p. 94.

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