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ESCRITURA Y SENTIDO EN E. LLEDÓ Y J. DERRIDA 275 Lledó en sus análisis ha dejado muy claro que la alteridad de la letra no se puede comprender sin el condicionante de la palabra interior. No obstante, la simultánea pertenencia de la escritura y de la individualidad de cada memoria al lógos común posibilita superar el monológico solipsismo lingüístico de la conciencia: «La intersubjetividad que supone el lenguaje, señala nuestro autor, permite que, en el espacio de esa intersubjetividad, se supere el clausurado dominio de la consciencia que sólo se habla a sí misma» (ST, 92). Con la escritura escuchamos voces diferentes a la nuestra, y en la corriente de los múltiples pasados que se actualizan encon­ tramos la apertura de una memoria común que se extiende intermi­ nablemente. Se ve, de esta manera, que el lógos se instituye en la interiori­ dad de la memoria y que, a su vez, este lógos acontece como alte­ ridad en la diferencia y en la exterioridad de los signos escritos. La interrelación que se establece entre ambas dimensiones resultan esenciales para que se complementen en el diálogo la constitución radical del lógos: «No habría escritura, nos dice Lledó, que pudiese aglutinar la experiencia de la que es símbolo, sin ese lector que es, en lo más personal de su ser, un lenguaje; pero tampoco habría lector si éste no supiese también romper el cerco de su mundo personal con las voces que, a través de las letras, le llegan» (ST, 99). La perspectiva de la recepción es esencial, por tanto, para compren­ der lo que implica el fenómeno de la escritura en toda su extensión dentro de la filosofía hermenéutica de la memoria. 3. LA RECEPCIÓN HERMENÉUTICA DE LA ESCRITURA Todos los planteamientos deconstructivos que hace Derrida impiden considerar como válida cualquier interconexión dualista. Desde la distancia epistemológica o desde la mediación temporal mantener la estructura horizóntica de la comprensión supone afir­ mar la búsqueda objetiva y presencial de sentido, y ello hace que el aparecer de la escritura, de la huella, se sustancialice. El acceso receptor a la escritura únicamente tiene sentido si la escritura es entendida como el reposo de la memoria donde se configuran los espacios individual y colectivo de la subjetividad. Por eso Derrida

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