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242 M.a DEL CARMEN ASTIGARRAGA nes la constitución del otro tiene en sí la constitución de la objeti­ vidad. El Otro, por su propio sentido, no puede ser dado en una intui­ ción originaria, no se puede acceder a su sentido. «Tiene que haber una cierta mediatez de la intencionalidad que hace objeto de pre­ sentación un co-ahí que, sin embargo, no está él mismo ahí, que jamás puede llegar a estar él mismo ahí. Se trata, pues, de una espe­ cie de hacer co-presente, de una especie de apresentación»33. Husserl señala que es a partir de la percepción del cuerpo como nosotros reconocemos la diferencia entre la presentación impresional y la co-presentación (percepción propia e impropia: co- percepción). El cuerpo que yo percibo no me es dado en plena originalidad más que frente a los ojos, él es sólo impresionalmente presente. Esto significa que el cuerpo del otro se da, en tanto que presente, «en persona». De este modo la apresentación no puede convertirse en presentación originariamente donadora, porque, ¿cómo puede estar motivada en la mía la apresentación de otra, y con ella, el sen­ tido de Otro, y ello, en efecto, en tanto que experiencia, como ya indica la palabra apresentación (hacer consciente como co-presen­ te)?* 34. Una apresentación es una vivencia que trata de saber cómo ella puede ejercer una función de presentación (Gegenwártigung), acto que pertenece por esencia a una clase de vivencias radicalmente diferentes. La apresentación co-presenta, es decir, va dirigida hacia una presentación. 4. CONOCIMIENTO DEL OTRO Lo que yo percibo es el Otro y no una representación del Otro. Una de las dificultades del análisis de la conciencia del Otro es que ésta no se confunda ni con una conciencia del tipo de signo o de 33 MC, § 50, p. 172. 34 Ibid.

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