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240 M.a DEL CARMEN ASTIGARRAGA otro es aquí considerado en la perspectiva de su existencia posi­ ble. Por otra parte, el otro está dentro del campo trascendental bajo el modo específico de la apresentación como homólogo al ego primordial que soy yo, y esto, dentro de una síntesis de aso­ ciación, no puede producirse sino a condición de que el otro se muestre, efectivamente, en carne y hueso dentro de mi mundo primordial. Que el Otro esté o no presente en mi mundo primordial es un hecho fáctico irreductible. La síntesis de asociación muestra como mi alter ego no puede producirse sino si alguien distinto de mí me es dado dentro de una experiencia recibida. Ahora bien, en el campo trascendental esos dos momentos constitutivos del sentido del Otro no pueden estar separados, ya que, en caso contrario, la intencionalidad que apunta al Otro como condición necesaria de constitución de la objetividad permanecería siempre vacía, y en este caso el campo trascendental en su totalidad, con toda la infinidad abierta de los objetos pensables en él. Por tanto, dicha objetividad pertenece a la esencia del ego trascendental. El acto mediante el cual debe aparecer la exigencia de la pre­ sencia del Otro, planteada como condición de posibilidad de efec­ tuación de la objetividad de un mundo en general, es pura inten­ ción aún vacía que vendrá precisamente a llenar dentro de la síntesis de asociación a ese otro hombre que esta ahí. Ahora bien, este cum­ plimiento de intención se efectúa dentro del campo trascendental; es, por consiguiente, el ego trascendental quien realiza las síntesis que lo hacen efectivo. El Otro es sólo, aún, esta posibilidad pura, vacía pero que debe ser cumplimentada para que el ego no sea obli­ gado a renegar de sí mismo. 3. MODOS DE APARICIÓN DEL OTRO EN LA CONCIENCIA Como las maneras de aparecer de la conciencia interna de tiempo son, también ellas, intencionales, y como en la reflexión tienen a su vez, necesariamente, que estar dadas como temporali­ dades nos encontramos con una paradoja en la propiedad funda­ mental de la vida de la conciencia: la de parecer estar abocada a un regreso infinito. La constitución de la temporalidad originaria

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