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222 M.a DEL CARMEN ASTIGARRAGA Todos los problemas de la existencia quedarán así subordinados a los problemas de cómo se presenten los objetos. Si Husserl pone entre paréntesis la realidad no es sólo para subordinarla a la perspectiva de la presencia de esta realidad, sino porque también la considera ligada a lo fáctico, a lo contingente y a lo trascendental de la conciencia. Al continuar con la reducción egológica llegamos a la concien­ cia, la cual se descubre a sí misma reflexivamente como residuo absoluto del proceso reductivo. Esta conciencia ha de ser de tal manera que su entidad no vaya más allá de lo que de sí misma se aprehende en la presencia de su ser sí misma; la conciencia que así se halle será una entidad esencialmente constituida y que aparece como fundamento radical de la presencia de cualquier otro fenóme­ no 2. Se podría decir así que la aparición de un objeto, real o no, está ligada a la presencia de la conciencia que se percata de sí misma reflexivamente. De este modo toda presencia objetiva cae dentro del marco de la autopresencia del yo consciente y todo obje­ to es cogitatum de un cogito, contenido intencional de esa concien­ cia que se capta reflexivamente como un yo. Esta conciencia, que es la mía, tiene, pues, la característica de fundamento. Sólo esta conciencia, que es la del yo que reflexiona, y que se encuentra como presenciante en el aparecer de todo obje­ to, es el residuo último de la reducción fenomenológica. Esta conciencia no podrá transformarse en un tú o en un noso­ tros sin dejar de ser una conciencia que contenga intencionalmente a todo objeto. Ningún objeto se encuentra como término intencional de una conciencia que no sea la mía. Yo podré suponer que un objeto que el yo presencia lo sea también para los otros sujetos que se relacionan con él, pero esto es sólo suposición o conjetura: ten­ dré que demostrar cómo se ha justificado ese supuesto y en vir­ tud de qué datos puedo presumir que los otros ven los mismos objetos que yo estoy mirando. 2 E. Husserl, Ideas, I, FCE, Madrid 1985, § 51, p. 117. En adelante se citará como Id., I, se seguirá el orden de parágrafo y página de la edición.

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