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enlazar, puesto que cada una de ellas refleja en su horizonte otras perspectivas. Es la elucidación de la temporalidad la que nos permi­ te responder a esta pregunta. En realidad la contradicción que encontramos entre la realidad del mundo y su inacabamiento es la contradicción entre la unidad de la conciencia y su compromiso con un campo de presencia. Ciertamente, el término contradicción no puede aplicarse aquí, ya que esta supuesta contradicción es, de algún modo, imperceptible. No hay que elegir entre uno u otro aspecto, ya que el uno no excluye al otro. Al contrario, ambos están implicados. El inacabamiento del mundo y su existencia como tota­ lidad son datos vividos uno por otro. Podríamos decir que la estruc­ tura del mundo es análoga a la del tiempo. Ambos comparten el ser a la vez uno e inacabado, ser totalidad intencional e inexhaustivi- dad efectiva. Pero no debemos concebir el mundo como una suma de cosas y el tiempo como una suma de «ahoras» puntuales. No com­ prenderemos lo que es el mundo y el tiempo más que si lo vincula­ mos con el sujeto por el qué y para el qué hay mundo y tiempo. «Las cosas y los instantes no pueden articularse unos en otros para formar un mundo más que a través de este ser ambiguo que llama­ mos subjetividad; no pueden convertirse en co-presentes más que desde un cierto punto de vista»15. Es en el horizonte del mundo, según una perspectiva espacial y temporal donde la cosa aparece en la experiencia perceptiva. La unidad y estabilidad del mundo convierten en perceptible la permanencia de la cosa a través de múl­ tiples perfiles. El sujeto que despierta al mundo natural se descubre de golpe dentro de un mundo cultural. Parece que «el primero de los objetos culturales y por el que existen todos es el cuerpo del otro como portador de un comporta­ miento» l6. El otro no lo percibo como objeto del mundo, sino como «centro» a partir del cual adquirimos una perspectiva del mundo que habitamos. Encuentro en el cuerpo del otro una prolongación de intenciones que atraviesa mi cuerpo. Así «como las partes de mi cuerpo forman un solo conjunto, un sistema, el cuerpo del otro y el mío son un único todo»17. Las perspectivas, partiendo de «lugares» o n to lo g ìa y « ser salvaje . EN M. MERLEAU-PONTY 177 15 O. c., 384. 16 O. c., 401. 17 O. e., 406.

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