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ONTOLOGÌA Y «SER SALVAJE» EN M. MERLEAU-PONTY 175 Esta intencionalidad establece un «puedo» que es un conjunto de deseo, afectividad, motricidad y percepción. Para comprender esto, tenemos el recurso, con Merleau-Ponty, de las nociones de esquema corporal y de arco intencional. Nuestro autor denomina cuerpo propio al cuerpo tal y como es vivido por el sujeto 10. Es verdad que la noción de esquema corporal se ha uti­ lizado en principio en un cuadro asociacionista. Pero una segunda definición de este concepto había hecho del esquema corporal una «forma» en el sentido de la Gestalt-psicologia. Sin embargo, Merleau- Ponty subraya que no basta con decir que mi cuerpo es una forma, en el sentido de fenómeno en el que el todo es anterior a las partes. Hay que preguntarse cómo un fenómeno tal es posible y cuáles son las consecuencias de ello. Esto nos conduce a la idea de dinamis­ mo, dentro de la cual el esquema corporal es, en última instancia, una manera de expresar que mi cuerpo está en el mundo. Lo que explica que cada sentido, cada miembro expresa la totalidad. La unidad del cuerpo propio es una unidad de implicación mutua. Esta unidad es consciente, no con una conciencia tematiza- da, sino como unidad expresiva que no podemos conocer más que asumiéndola. No hay que asombrarse de que la teoría del esquema corporal sea implícitamente una teoría de la percepción. Efectiva­ mente, la percepción exterior y la percepción del cuerpo propio son diferentes, pero sólo como las dos caras de una misma moneda. Es lo que Merleau-Ponty llama arco intencional y sobre el cual recae la responsabilidad de toda unidad o síntesis 11. El cuerpo tiene una intencionalidad que es el sujeto de la per­ cepción 12. Pero, ¿qué quiere decir aquí sujeto? No se trata de un «sujeto epistemológico», a la manera como lo conciben los filósofos 10 O. c., 114: «Mon corps... n’est pas pour moi un assemblage d’organes juxta­ posés dans l’espace. Je le tiens dans une possesion indivise et je connais la position de chacun de mes membres par un schéma corporel où ils sont tous enveloppés». 11 O. c., 158: «La vie de la conscience —vie connaissante, vie du désir ou vie perceptive— est sans tendue par un “arc intentional” qui projette autour de nous notre passé, notre avenir, notre milieu humain... C’est cet arc intentional qui fait l’unité des sens, celle de la sensibilité et de la motricité. C’est lui qui se “detend” dans maladie». 12 O. c., 245, 246, 248, 260.

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