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ONTOLOGÍA Y «SER SALVAJE» EN M. MERLEAU-PONTY 207 Lo que desconcierta a Sartre en el último Merleau-Ponty son las referencias cada vez más numerosas al Ser. Si las propuestas de Mer- leau-Ponty son lamentables y molestas para Sartre, es porque expre­ san un rechazo inequívoco de la concepción sartreana del hombre. Manteniendo su insistencia de siempre sobre el valor irreducti­ ble de la subjetividad, Merleau-Ponty reconoce en su última filosofía la primacía del Ser. Manteniendo su exigencia d e inm an en cia reco­ noce una transcendencia. Si al final de su vida tuvo una reconciliación con la Iglesia, se llevó a cabo sin abandonar en ningún momento lo que podía ser núcleo central de su pensamiento. Lo que Merleau-Ponty escribió dos años antes de su muerte sobre la muerte de Bergson podría tener un significado totalmente personal83. En L ’Oeil et l'Esprit, Merleau-Ponty ha ido más lejos en la inves­ tigación del fundamento y de la dimensión de la existencia, que per­ mite al hombre participar en una especie de vida universal que es de toda la humanidad 84. En este ensayo no se plantea la presencia del hombre en el mundo como hecho último, sino, más bien, como hecho derivado. El Ser en el mundo encierra una cierta transcenden­ cia, porque es el resultado de un ser primigenio que es transcen­ dencia. La presencia del hombre en el mundo —situación existen- cial— hay que entenderla como el ser articulándose en la estructura sentiente-sensible. La existencia corporal o carnal no es otra cosa que una articulación primera que asume el ser en su «estallido» y tiene un poder natural de expresión, porque es el ser mismo expre­ sándose, articulándose. La definición de la carne, del hombre, es el logos del ser mismo. El sentido d e la existencia ca rn a l es el sentido d el Ser mismo en su estallido y su adven im iento en la articu lación sentiente-sensible , esto es el ser salvaje: la m áx im a expresión d e la transcendencia en la inm anencia. La percepción en este esquema de transcendencia en la inma­ nencia es una función no de conciencia sino de la carne del ser. La 83 «Ce qui, pour ma part, me frappe, c’est la tanquillité avec laquelle Bergson, au moment même où il donne au catholicisme un assentiment personel et une adhé­ sion morde, maintient en philosophie sa méthode», en S. S., 241. 84 O. E., 15.

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