PS_NyG_1996v043n001p0171_0220

204 M.a LUISA G. GARCÍA sujeto carnal es una especie de «modulación» —entre otras— de un ser polimorfo. Hay, por ello, posibilidad de intersubjetividad, porque el sujeto no es una conciencia encerrada en sí misma, sino abierta. Todas las subjetividades son configuraciones particulares de la misma carne. Entre el Ser, lo genérico primordial y difuso y el sujeto, el indi­ viduo articulado, existe una relación estrictamente dialéctica. Y, para Merleau-Ponty, la pregunta por el Ser es la pregunta por el ser del mundo. Por este motivo, hablar del Ser sin el hombre, el Ser fuera del siendo no tiene ningún sentido, ya que el Ser sin el hombre tampoco tiene sentido, justamente porque el hombre como presencia del Ser es el sentido mismo —el logos— del Ser. Cree­ mos que lo qu e Merleau-Ponty den om in a Ser salvaje es el qu iasm a sentiente- sensible. Es la su bjetividad con c eb id a com o una articu ­ lación d el Ser. El cuerpo, este sentiente-sensible es medida universal y la ver­ dad última su reversibilidad 79. No parece imposible que Merleau-Ponty haya encontrado en el pensamiento de los presocráticos una cierta inspiración, o al menos un punto de apoyo para su propio pensamiento; la similitud termi­ nológica es notable y no sería raro que el origen fuera su segunda lectura de Heidegger —en los años cincuenta— , o quizá esta lectu­ ra sea su consecuencia. En cualquier caso, los conceptos de ágx1! y óiaXsxxixri (xéxvr]) toman en él un sentido nuevo. Continuando con el análisis de la subjetividad en Merleau-Ponty podemos ver cómo más allá de la conciencia sensible, más allá del ser salvaje se coloca el pensamiento propiamente dicho y cómo en la relación entre el ser y el pensamiento se lleva a cabo un logos que no es sólo sensi­ ble, sino cultural. Un logos «infinito». Lo que le interesaba más era no el pensamiento por sí mismo, sino el lugar que ocupa en nues­ tra existencia de seres carnales. Lo que somos y lo que hacemos tiene una relevancia universal e intersubjetiva. Expresa no sólo nuestra condición particular, sino también la condición humana en su totalidad. 79 V. /., 313 y 204.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz