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ONTOLOGÌA Y «SER SALVAJE» EN M. MERLEAU-PONTY 173 quier tradición que las desvirtúe 5. Verdaderamente, éste es el pro­ yecto de Merleau-Ponty. A) P ercepción El pensamiento objetivo presenta al mundo como medio en el que cualquier acontecimiento es posible y trata a la percepción como uno de esos acontecimientos. Queriendo describir lo que ocurre en la expe­ riencia perceptiva, el empirista hablará de «sensaciones» que se nos dan a la manera de cosas en el sujeto percipiente. El intelectualista admitirá que la conciencia es la condición primera de cualquier dato. Pero el Ego transcendental en el que se sitúa esta conciencia, y que es lo que constituye el mundo —el cuerpo, y el yo-empírico— hace imposible la visión tal y como la vivimos. No hay perspectivas para el Ego transcen­ dental La cosa no tiene más caras escondidas y ninguna opacidad. En resumen, las nociones clásicas de sensación, asociación, atención y jui­ cio, tal como las entienden empiristas e intelectualistas, olvidan la estructura y el sentido de la experiencia perceptiva. La vida perceptiva realiza la apertura primera al mundo. La percepción se lleva a cabo desde una óptica determinada, en la que cada perspectiva desvela un aspecto de la cosa. Estos diversos aspectos significan, se modifican y se implican unos a otros. En cada perspectiva es la cosa misma en unidad la que se nos da. Las cosas y los diversos puntos de vista reflejan un horizonte prime­ ro y, después, el mundo. Este mundo es, de entrada, intersubjetivo 6. La experiencia de la cosa y del otro es, al mismo tiempo, experien­ cia del propio cuerpo. «Cualquier percepción exterior es inmediata­ mente sinónimo de una cierta percepción de mi cuerpo y como cualquier percepción de mi cuerpo se explicita en el lenguaje de la percepción exterior»7. 5 P. P., 69. 6 «Le monde perçue n’est pas seulement mon monde, c’est en lui que je vois se dessiner les conduites d’autrui, elles le visent elles aussi et il est le corrélatif, non seulement de ma conscience, mais encore de toute conscience que je puisse ren­ contrer», en P. P., 390. 7 O. c., 239.

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