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190 M.a LUISA G. GARCÍA duda, lo que define más correctamente lo que Merleau-Ponty llama «filosofía». La palabra interrogativa que constituye el discurso filosófico es creación, creación que es, a la vez, reincorporación al Ser. Esta creación tiene como fin expresar la Lebenswelt, pero al mismo tiem po se niega como pura creación. En resumen, la filosofía es expre sión creadora, pero se trata de una creación engendrada por la Lebenswelt como historicidad operante y latente que, de algún modo, la prolonga y testimonia. Hay, por consiguiente, una circula- ridad entre el discurso filosófico y la experiencia del ser. Más exac tamente, «el ser es lo que exige d e nosotros crea ción para que ten gamos experiencia de él»52. Nos preguntamos qué ocurre, entonces, con la verdad objetiva y universal. 4. LENGUAJE Y VERDAD Estamos acostumbrados a asociar objetividad, universalidad y verdad. Es verdad lo que es objetivo. Es decir, lo que vale para todos los casos en cu alqu ier tiempo. Merleau-Ponty nos recuerda que cualquier verdad se lleva a cabo en la historia. El sueño del filósofo es mostrar cómo se lleva a cabo el paso de la percepción a la verdad explícita. Hay que reconocer, en principio, que la percepción es el acce so a la verdad y que la historia es el lugar en el que emerge. La his toria nos envuelve, y debemos comprender que cuanto podamos tener de verdad no se obtiene contra la inherencia histórica, sino por ella; si pensamos superficialmente destruimos cualquier idea de verdad, pero pensando radicalmente fu n d am en tam o s una nueva idea de verdad53. Esta nueva idea de verdad debería liberarnos del racionalismo tanto como del positivismo. La doble faceta propia del sujeto perci- piente y hablante muestra, a la vez, que es capaz de verdad y que 52 O. c., 250. 53 5. 5., 137.
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