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184 M.a LUISA G. GARCÍA B) S u jeto hablan te , intersubjetividad e historicidad A diferencia de otros seres de este mundo, el hombre crea los medios de su vida, su cultura, su historia y posee una capacidad de iniciativa que es su originalidad absoluta 34. El lenguaje adquiere aquí un papel central. El ser que habla, cada hombre, es histórico. Es sujeto y objeto de la palabra, o mejor co-sujeto con los demás. La palabra lleva a cabo esa relación de concordancia entre yo y el otro. En la experiencia del diálogo se forma entre el otro y yo un término común, en el que mi pensamiento y el suyo forman un único tejido, del que ninguno de los dos es totalmente creador 35. Esta ope ración le permite a cada uno transcender su particularidad y su pasa do, hacer su historia y abrirse, también, al porvenir. Merleau-Ponty dice que en el diálogo nos libramos de nosotros mismos y los pen samientos que ya teníamos. De tal manera, se da una especie de rela ción circular entre interlocutores 36. Nuestras perspectivas se deslizan unas sobre otras, formando nuestra historia y transformando nues tros puntos de vista anteriores. El otro es, entonces, para mí, un alter Ego . Intersubjetividad e historicidad son inseparables una de otra. La subjetividad no la define nunca Merleau-Ponty como con ciencia constituyente 37. De hecho, vivimos la experiencia del otro. No por una conciencia constituyente, sino por un sujeto corporal. El sujeto lleva a cabo una transgresión intencional que no podría hacer si no fuera sujeto situado. Convertirse en sujeto, transcender hacia el otro es únicamente descubrir, en cuanto seres situados, que la expe riencia del otro es posible en la medida exacta en la que forma parte del Cogito 58. La palabra es un ejemplo privilegiado. 34 H. T., XIV. 35 P . P., 407. 36 Ibid. 37 «La position d’autrui comme autre moi-même n’est en effet pas possible si c’est la conscience qui doit l’efectuer: avoir conscience, c’est constituer comme cons tituant et comme constituant à l’égard de l’acte même par lequel je le constitue», en 5. 5, 117. 38 O. c.y 119.
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