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144 ADRIÁN SETIÉN a punta de corazón, haciendo saltar las mil y unas limitaciones: ¿Dónde estaban los ingenieros, los médicos, los electricistas, los car pinteros, los veterinarios, los constructores? Al principio, como no los había, los capuchinos asumieron esos roles. Fundaron escuelas e internados y fueron maestros y pedagogos; hicieron represas y montaron turbinas; abrieron caminos y construyeron edificios... La historia de las misiones es un muestrario interminable de imagina ción y creatividad. Llegado el caso fueron sanitaristas improvisados, como cuando la campaña de vacunación contra el cárate: porque unos enfermeros tenían asco y otros estaban muy lejos, el médico dio a los frailes un curso intensivo reducido a una consigna: «Donde vean carne, allí meten la aguja». Lo hicieron, y las repugnantes man chas desaparecieron de la piel de los yukpas. Es un ejemplo 12. Es evidente que el campo más espectacular de la actividad misionera es este de la salud y la instrucción. En todas las misio nes el analfabetismo retrocedió visiblemente y subió la profesiona- lización. La legión de maestros indígenas es evidente. Dígase lo mismo de los indicativos de salubridad y mortalidad. Aquí también se han escrito verdaderas epopeyas de servicio. Ha habido centros que han estado siempre presionando sus propios límites en aras de una mayor eficacia. Podría mencionarse a Guana y a Wonkén 13 en el plano educativo, o al Tukuko en el plano de defensa de la tierra del indígena o la pacificación de los barí, como simples muestras. Andando el tiempo ya pudieron llegar los profesionales, pero ellos sólo culminaron un proceso que los misioneros iniciaron en pobreza y dificultades, obligados en su pasión misionera. 2 . 4 . C o n s o l id a c ió n d e la in fr a estr u c t u r a Es ésta la tarea más silenciosa, más imperceptible, muy difícil de valorar. Los misioneros saben que es lo más amargo y más com plejo. Un misionero apuntaba como un grave problema el «mante- 12 P. Félix María de V e g a m iá n , o . c ., pp. 424 y ss. 13 Cf. Venezuela Misionera, n. 514, mayo-junio de 1983, pp. 124 y ss.; n. 527, julio-agosto 1985, p. 145; n. 259, agosto 1960.
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