PS_NyG_1996v043n001p0137_0170

LAS MISIONES CAPUCHINAS EN VENEZUELA 141 1 . 1 . S it u a c ió n d e m a r g in a c ió n so cia l 1.1.1. Situación de miseria física donde las necesidades huma­ nas son satisfechas de forma elemental e insuficiente. Esto debido a muchas causas: la principal, evidentemente, es el aislamiento. Esto se refleja en la alimentación, que a su vez afecta la estructu­ ra física de las personas. También en la vestimenta, los útiles de tra­ bajo, los recursos para enfrentar las situaciones. Aquí habría que hacer hincapié en la desnutrición, anemia, enfermedades endémicas, etc., todo esto reflejado en las secuelas permanentes en los niños. 1.1.2. Carencia de servicios: Ausencia de servicios médicos y sanitarios, de instituciones educativas que capaciten al individuo para enfrentarse dignamente a la sociedad nacional y a sus institu­ ciones; comunicaciones rudimentarias o inexistentes. Todos esto redunda en un achicamiento de las posibilidades de las personas y de los grupos. Achicamiento que va desde la esperanza de supervi­ vencia hasta el crecimiento como personas. 1 . 2 . M a r g in a c ió n po lít ic a 1.2.1. Los centros de poder ignoraban sistemáticamente al indí­ gena. Llámese ese poder legislativo, judicial o ejecutivo. Al estar en las fronteras la zona límite, despoblada y lejana, existía ignorancia; por tanto, incomprensión y, sobre todo, infravaloración de los indi­ viduos y sus problemas. Basta repasar cualquier compilación de documentos para percibir todo esto. 1.2.2. Desvalidos en sus derechos. Los derechos como perso­ nas con idiosincracia propia no existían jurídicamente, ni siquiera los derechos como personas humanas. De esta manera, los litigios con criollos no indígenas siempre se resolvían en contra del indí­ gena por el principio de que «el pez gordo se come al chico». Las instituciones, hipotéticamente garantes del derecho, no existían o estaban muy lejanas. Fiel reflejo de esto es la concepción legal de las tierras ocupadas por indígenas como tierras valdías, ni siquiera era considerada la pacífica posesión o el uso desde tiempo inme­ morial. Es evidente que, en la competencia por el espacio, el hom­ bre blanco puso el derecho de parte suya.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz