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140 ADRIÁN SETIÉN la misión del Caroní, que comprendía el delta del Orinoco y la Gran Sabana 7. El 27 de noviembre de 1923 se ordena obispo al P. Bienvenido de Carucedo y el 11 de mayo toma posesión del Vicariato, en Tucu- pita, por intermedio del P. Samuel de San Mateo. El 21 de marzo de 1944 se firma el contrato con el gobierno, creando la misión de Machiques, y el 2 de julio de 1956 se firma el convenio de la misión de Tucupita, territorio desgajado del Caroní8. Los capuchinos no sólo han participado generosamente en la tarea de evangelizar a los indígenas sino que se han ganado a pulso esa posibilidad, luchando con constancia, firmeza e interés para superar los mil y un obstáculos. Pareciera como si una necesidad interna vital los empujara a inmunizarse contra el desaliento ante las dificultades, teniendo los ojos fijos sólo en la oportunidad de compartir su fe de menores con los menores de Venezuela: los indí­ genas. 1. SITUACIÓN DEL INDÍGENA AL MOMENTO DE INICIAR LOS CAPUCHINOS LA ACTIVIDAD MISIONERA EN EL SIGLO XX EN VENEZUELA Todos sabemos que las distintas etnias donde los capuchinos han realizado la pastoral misionera en Venezuela están ubicadas en distintos ecosistemas, tienen diferentes referencias geográficas y per­ tenecen a distintos troncos. Ello implica que cualquier generaliza­ ción sea imprecisa. Con todo, hay muchos elementos comunes por razones o históricas o sociológicas 9. 7 Venezuela Misionera , id., p. 19. 8 P. Cesáreo de A rmellada , Fuero indígena venezolano, Caracas 1977, pp. 291 y ss., y 372 y ss., respectivamente. 9 Cf. Venezuela Misionera, id., pp. 367 y ss.; P. Pacífico de P o b la d u ra , Héroes, León 1976, pp. 54, 83 y 218; P. Félix María D e V egam ián, L os ángeles del Tukuko, Maracaibo 1972, pp. 62 y ss.

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