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LAS MISIONES CAPUCHINAS EN VENEZUELA l6l del ruido de los canaletes y chorreras, él se quedaba dormido a cada paso»29. «En aquel bote iban los recursos económicos de la misión para parte del año, iba casi la mitad el ejército de vanguardia, iba el corazón y el alma de los misioneros que nos esperaban del otro lado con negros presentimientos... ¡Divina Pastora de las Almas, salva a tus misioneros! ¡Con qué fervor se reza en estas ocasiones! Lo dicho: “Si quieres aprender a rezar, entra en el mar”. Mis ojos divisaron en el horizonte unas como franjas rojizas. — ¡Chubasco, muchachos! —grito para alertar a los marineros. Era chubasco, en efecto. Pero el viento fue barriendo los nuba­ rrones hacia el Este, quedando despejado y claro el horizonte en la dirección en que navegábamos; por lo que, excesivamente confia­ dos, continuamos adentrándonos entre las fauces del océano... Pero no habríamos navegado durante un cuarto de hora, cuando todas las furias del océano se desataron, sorprendiéndo­ nos la tempestad más inverosímil de cuantas el lector pueda for­ marse idea. El chubasco reventó al mismo tiempo por tres puntos, por ambos costados y por el frente, quedando nosotros casi bloquea­ dos sin saber para dónde conducir el bote. La cerrazón nos dejó casi a oscuras, como si hubiera sucedi­ do un eclipse total. Ráfagas de viento y agua, rugir de oleaje, relámpagos que nos cegaban, retumbar del trueno... A la vista de lo que venía, los marineros intentaron aproxi­ mar el barco a la costa, para ver de salvarse ellos a nado, aunque el bote pereciera con los misioneros adentro. Mas, en estos tran­ ces, si no se anda adelantado siempre se llega tarde. El chubasco reventó corno una galerna, sin darnos siquiera tiempo para arriar velas. ¡Qué trance! En lo que se tarda en abrir y cerrar los ojos, el huracán, que venía del Este, hizo virar en redondo la embarcación; y tomándo­ la por su cuenta, como si fuera un juguete, la arrebató, como en 29 Excursión por la Gran Sabana según testimonio del P. Nicolás de C ármenes su libro Misionero en la Gran Sabana, Ediciones Trípode, Caracas 1991, p. 31.

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