PS_NyG_1996v043n001p0137_0170

LAS MISIONES CAPUCHINAS EN VENEZUELA 157 ble que aletea en cada rincón de la selva. Por otra parte, esa con­ templación da especial densidad a la propia vida. Es ese el secreto de los interminables espacios del tiempo que el misionero ha vivido alejado de la ruidosa civilización, tan empeñada en violar el silencio e imponer la dispersión. Esa agitación ambiental el misionero la sus­ tituye, sin amarguras, por el espectáculo de las circunstancias en que vive, por las obras de sus manos, fruto de su esfuerzo. Es inte­ resante hojear las primeras publicaciones gráficas de los misioneros de la Sabana o de Perijá y ver con qué entusiasmo exhiben el pro­ ducto de su trabajo, los grandes lechozas y guanábanas, yucas y mangos, cañas de azúcar y toronjas. Exhiben con orgullo porque lo han contemplado y admirado anteriormente. Era el fruto de la valo­ ración que nació de tanto mirarlo y admirarlo. Evidentemente, el ritmo de la naturaleza es lento, en comparación con la vida de las ciudades; el misionero, a fuerza de vivir esas amplias y lentas por­ ciones de tiempo, acabó por acomodarse a los lentos procesos de cambio vividos por los indígenas 24. Resumiendo: Desde la especulación (reflexión alejada de la vida) y desde la ideología (manipulación interesada de los datos) se han lanzado las mil y una acusaciones contra los misioneros. Evi­ dentemente, y esta cruda afirmación está sin refutar, los misioneros, desde su condición humana limitada y condicionada, han sido los únicos que han podido construir, mano a mano con el indígena, un camino que haga viable incorporarse al futuro sin perder su identi­ dad cultural y, sobre todo, aprovechando la Salvación que nos ofre­ ce Jesucristo. 5. EL PRECIO DE UNA ILUSIÓN Después de lo dicho surge una pregunta: ¿Cuánto costó a los capuchinos realizar su pasión misionera? ¿Cuál fue el precio de su ilusión? Ya dijimos que el campo de labor misionero lo tuvieron que ganar los capuchinos a pulso. Si comenzar exigió corazón, permane- 24 Cf. Constituciones de los Hermanos Menores Capuchinos, n. 4.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz