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UNIVERSO, DIOS, CRISTO EN DOSTOYEVSKI 93 pecadores en el sentido exacto de que si Dios no lo hubiera regala­ do tantas gracias habría caído en las peores culpas. Éste es el pasaje con toda su crudeza: «Porque no puede haber en la Tierra juez para el delincuen­ te, hasta que ese mismo juez no comprenda que él es también un delincuente como el que tiene delante y que pudiera ser que fuese más culpable de ese crimen que todos»7. Inmediatamente deja caer una razón que sobrecoge: *Porque si fuere yo justo , puede que no tuviese ahora ningún criminal ante mí «8. Es el misterio de la solidaridad espiritual, es una tesis de la más profunda teología del Cuerpo Místico. El mundo espiritual es como un océano, se dice al hablar del amor a los animales y a los pajari- llos. Das un golpe y «repercute» en el otro extremo del mundo. Si el juez, si tú y yo fuéramos justos, quizá no habría ya criminales. Y concluye Dostoyevski: «Cree esto; sin duda alguna créelo, porque en esto mismo se cifra toda la esperanza y la fe toda de los santos-9. DIOS NO ES «CUESTIONABLE» Las -pobres gentes» del pueblo no se proponen de un modo explícito el problema de la existencia de Dios por la sencilla razón de que para ellas no es «problema». Se da por descontado que Dios existe, como el sol que nos alumbra o el aire que respiramos, y tam­ poco son «cuestionables». Es más, el pueblo sencillo se sorprende ante la simple enuncia­ ción del problema. En cierta ocasión llegó de vacaciones un hijo del 7 Ibid. 8 Ibid. 9 Ibid.

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