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UNIVERSO, DIOS, CRISTO EN DOSTOYEVSKI 127 *— ¡Ah, qué hermosamente hablaba — replica Alei, el presi­ diario 45. —Amo ese libro —dice llorando el monje Zósima»46. Ya en otro plano, el mismo Iván —escéptico y rebelde— hace referencia a las palabras del Maestro para zanjar definitivamente la cuestión: «Así lo dijo Él». Y cuando habla con su hermano Alíoscha, con una profundidad vibrante, sobre el problema del bien y del mal Iván se irrita ante el sufrimiento de los niños inocentes y no admite el «mundo creado por Dios» —el novicio indica que la solución es Cristo— . Cristo es el único que puede perdonar y tiene derecho a perdonarlo todo por inmundo, sucio y cobarde que sea. Cristo se ofrece como víctima inocente por todos: «—Hermano —dijo de pronto Alíoscha con centelleantes ojos— , acabas de decir: “Hay en todo el mundo un Ser que pudie­ ra y tuviera derecho a perdonar?”. Pues ese Ser existe, y Él puede perdonarlo todo, a todos y a todo, y todo, pues Él mismo derra­ mó su sangre inocente por todos y por todo. Te olvidas de Aquél; pero en Él se funda el edificio, y a Él le clamarán: “Tienes razón, Señor, pues nos descubriste tus caminos”»47. Iván ha orientado sus confidencias deliberadamente en la dirección de Cristo sólo por el placer de escuchar la respuesta de Alíoscha. *— ¡Ah, el único impecable y su sangre! No, no me olvidé de Él, sino que, por el contrario, todo ese tiempo me chocó que tar­ dases tanto en sacarlo a relucir...»48. CRISTO, CENTRO DEL UNIVERSO La figura de Cristo queda trazada en los personajes de Dosto- yevski con vigor, con apasionamiento, con una ternura infinita. 45 Ibid. 46 Los hermanos Karamazov, p. n, lib. VI, cap. II. 47 Ibid., p. n, lib. V, cap. IV. 48 Ibid.

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