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UNIVERSO, DIOS, CRISTO EN DOSTOYEVSKI 111 Se ve claro que un hombre temeroso de Dios, que pide insis­ tentemente la fe, que trabaja por conservar la pureza en las diver­ siones mundanas está vitalmente vinculado a Dios. Durante el día no sentía con tanta fuerza el problema de Dios, pero de noche se santiguaba delante de una imagen y oraba fervorosamente. Maksimovich revisa de noche su vida porque sin Dios no puede vivir tranquilo. De noche, olvidadas las diversiones, su pensamiento se centra de un modo instintivo —tan dentro las lleva— en las cues­ tiones eternas: «— ¿Hay Dios o no lo hay? — ¿No será un prejuicio como el rayo y el trueno? — ¿No es inmoral un Dios que recompensa por amor ?»28. Sin embargo, se santigua, reza y confiesa que Dios le atormenta... ALÍOSCHA KARAMAZOV En el mundo de los bajos fondos, que analiza y describe Dos- toyevski con tanta sutileza, aparece como un ángel la figura trans­ parente y ejemplar del joven Alíoscha. Es un joven lleno de vita­ lidad, de sinceridad y de pureza. Es el contrapunto, por su calidad humana incontaminada, en un mundo de borrachos, prostitutas, escépticos, cínicos y miserables. ... Era pudoroso hasta la exageración, con esa mirada tímida y virginal que caracteriza a los niños que desconocen la experiencia y hasta la misma existencia del mal. Sus compañeros de infancia se burlaban de él por broma y por resentimiento inconsciente. Es un fenómeno curioso que no podía escapar a la sagacidad sicológica de Dostoyevski: los niños decían obscenidades en su presencia para turbarlo. Alíoscha se tapaba los oídos con las manos y sus compa­ ñeros se las quitaban y armaban la gran juerga. 28 Ibid., p. ii, cap. VII.

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